DA El nuevo Museo del Chocolate de Astorga es uno de los nueve que oficialmente existen en España, si bien, también su ubicación, cuenta con el encanto suficiente para servir de polo de atracción a los miles de visitantes que a partir de hoy sábado se acercarán a su historia. Aquél bajo-cochera en José María Goy, habilitado por el coleccionista Luis López, empresario y aficionado a las antigüedades, pasa a la historia como lo que fue, los orígenes de un alma con dosis de visión y, mucho, mucho tiempo dedicado a este tema.
Y como la colección y la inversión se sobredimensionó, ahí estuvo la atenta acción del Ayuntamiento de Astorga, por entonces con Juan José Alonso Perandones al frente, que llegó a formalizar un acuerdo, primero con el coleccionista López y, tiempo después, con el grupo de chocolateros de la zona. Ha sido ahora, tantos años después, cuando el palacete de la bajada a la estación de Renfe, en el Barrio de Puerta de Rey, donde varios empresarios aburguesados del siglo pasado construyeron sus hogares fuera del recinto amurallado, cuando el Ayuntamiento se hizo con el edificio semiruinoso para albergar allí la Escuela Taller. Incluso el chocolatero descendiente de Rubio tenía en sus bajos por entonces su actividad a golpe de petición de encargos con la forma artesanal de siempre. Si hay que hablar de espíritus en palacios, aquí diríamos que el espíritu es el aroma a chocolate recién hecho el que impactaba a todo aquel que pasaba por allí.
Fue Magín Rubio, industrial chocolatero, quien mandó a Eznarriaga el diseño del edificio modernista. Su vivienda pasó con los años a casa de alquiler; incluso se habló de la “casa de don Paulino” como uno de sus posteriores propietarios, aunque finalmente fue el propio Consistorio quien se hizo con la finca de 1.220 metros cuadrados, 888 de superficie construida y 775 útiles. Seis salas se han habilitado como un museo que muestra 300 piezas, aunque lo cierto es que existen unas 10.000 en depósito.
Hoy sábado, el nuevo Museo del Chocolate abre sus puertas, dando la bienvenida a los astorganos y a todos aquellos visitantes que se quieran acercar a conocerlo, a conocer la historia más dulce de la ciudad.