Notas sobre el conocimiento científico durante el siglo XVIII, en El Bierzo

Hace ya muchos años, estimo que unos 28, redacté un apunte sobre el conocimiento científico en el mundo rural y concretamente o especialmente en el berciano. Este apunte personal, escrito antes de manejar yo un ordenador, es decir empleando una de las ya desaparecidas máquinas de escribir, que se utilizaban en las últimas décadas del siglo XX, no me consta haberlo publicado jamás. Un tiempo después y ya utilizando un ordenador de los que hoy abundan en la mayoría de los hogares, volví a revisar y reescribir el primitivo apunte que tampoco publiqué, aunque creo que si lo intenté en alguna conocida revista berciana. Han pasado pues muchos años y todavía conservo entre mi  enorme cantidad de apuntes, esos viejos textos y  así las cosas se me ocurrió que  una buena idea sería tomarlos como base para redactar este artículo. Lo que ahora expondré es sólo una parte mínima de los citados apuntes, la parte que me parece más esencial en esta situación.

Lógicamente hacer un estudio extenso, pormenorizado y detallado sobre el conocimiento científico en la sociedad berciana del siglo XVIII, me parece una tarea tan extensa que podría tener cabida en un libro, pero no en uno ni dos artículos breves como este. No obstante, si  estimo procedente señalar que en el siglo XVIII en El Bierzo, se llevaron a cabo una serie de labores y estudios que bien pueden servir de muestra para al menos intentar evaluar el nivel científico de los bercianos de entonces. Lógicamente al hablar de nivel de conocimientos científicos, hay que tener muy presente que como ocurre aún hoy día; este es y era entonces muy diverso. Había muchísimos adultos en el siglo XVIII, que ni siquiera sabían firmar. Por otra parte no es menos cierto que por  El Bierzo pasaron también personas de un elevado nivel cultural, como el ingeniero Carlos Lemaur

En cualquier caso, yo diría que durante el siglo XVIII en El Bierzo se llevaron a cabo una serie de estudios y obras, que podrían servir de baremo para evaluar el nivel de conocimientos científicos de los bercianos de entonces. En concreto yo citaría a las siguientes:

A)   Elaboración del Catastro de Ensenada

B)   Construcción del Camino Real a La Coruña.

C)   Realización del “Mapa del Vierzo” en el año 1786 por D. Tomás López.

D)   Informes de los militares Datoli y Munarriz sobre diversos aspectos de la geología berciana.

Desconozco si a lo largo del siglo XVIII, se efectuaron otros estudios o trabajo científicos más. Creo que no porque en la bibliografía sobre la historia de El Bierzo nada más recuerdo haber visto.

Sobre los tres primeros temas citados (A, B y C)  y desde hace ya muchos años he publicado yo diversos artículos. También en alguno de mis libros (Historias del Municipio de Congosto. Año 2018), he analizado con cierta intensidad el Catastro de Ensenada y su elaboración en El Bierzo. Quizá debería armarme de paciencia y volver a leer y revisar uno a uno todos los artículos, apuntes y otros datos de los que dispongo y que en buena medida ya han sido publicados. No obstante, me temo que ello supondría una cantidad de tiempo, que no sé hasta qué punto está justificada. Así pues simplemente haciendo memoria esto es lo que brevemente cabe puntualizar ahora.

Respecto al Catastro de Ensenada si bien es cierto que su realización fue una enorme e importantísima labor de recopilación de datos; no es menos cierto que hay serias deficiencias desde el punto de vista de las matemáticas y la geometría o si se quiere desde el punto de vista técnico. Cierto es que poco más se podría hacer. Los datos referentes a la geometría son muy poco precisos, ambiguos y por lo yo he visto muy poco exactos.

La construcción del Camino Real sin embargo y en base a los planos de la época que he podido analizar, si parece una obra en la que se utilizaron unas técnicas y unos métodos científicos dignos de elogio. Además su construcción sirvió para documentar por vez primera en la Historia la existencia de carbón de piedra en El Bierzo. He intentado en alguna ocasión localizar alguna referencia histórica anterior , pero hasta ahora al menos nada he hallado. Lo único que he podido averiguar es que en los años 60 del siglo XVIII, los lugareños bercianos si conocían la existencia del carbón de piedra, aunque no hay constancia alguna de que considerasen de utilidad las que serían para ellos unas piedras negras , un tanto curiosas y nada más.

El  “Mapa del Vierzo” de Tomás López,  también lo he analizado desde hace muchos años con cierta frecuencia y en reiteradas ocasiones. Creo que para su época fue una obra muy importante, aunque lógicamente con errores hoy día inaceptables.

Los informes de Datoli y Munarriz (que conozco desde hace muchos años gracias a una de las publicaciones del historiador berciano A. Balboa de Paz), los he analizado  con bastante detalle desde hace años, pero no me consta haber realizado publicación alguna por corta que sea sobre los mismos. Quizá un asunto pendiente para un futuro artículo.

Además de lo que yo haya analizado y escrito sobre esas cuatro labores de índole científica y técnica, otros investigadores como Manuel I. Olano Pastor (“El Ingeniero Carlos Lemaur en El Bierzo. 1764-1778”) han  escrito sobre estos asuntos. Quiere señalar además que sobre el “Mapa del Vierzo” y los trabajos cartográficos de Tomás López, hace ya muchos años que se publicó un interesante libro bajo el patrocinio del I. Estudios Bercianos. Su autor es Miguel José García Gonzáles. En definitiva hay pues ya publicados datos de cierta importancia para evaluar en nivel de conocimientos científicos en El Bierzo en el siglo XVIII. Ahora toca pues hacer una evaluación con criterios objetivos de lo publicado.

Bembibre 1 de abril de 2022

Rogelio Meléndez Tercero

 

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