Si usted conduce uno de los 35.000 vehículos que pasan al día por Villafranca del Bierzo por la antigua Nacional VI seguramente no se habrá percatado de un moderno chalé, pazo, casona forrada con piedra del país, muro circundante de una finca ajardinada con piscina de diseño y cuarcitas ornamentales por acá y acullá. No. No se trata de los Marqueses de Villafranca, señores del Castillo de corte italiano; tampoco de un adinerado de la industria de la pizarra o de un palacete más de algún excéntrico bodeguero que tanto abunda por esos lares. La chabola es la de José Antonio Moral Santín. Nacido en la “pequeña Compostela”, Moral Santín ha sabido no desentonar con el señorío de su población natal. Miembro del sector prosoviético del PCE, camuflado en IU, ha maniobrado durante 40 años en la trastienda de la llamada alta política.
En 1968, gracias a las becas del Antiguo Régimen pudo iniciar sus estudios universitarios. Licenciado en Ciencias Políticas por la Complutense, doctor en esa misma rama, catedrático de Economía Aplicada (y bien que la aplicó, la Economía, claro). A sus 64 años se resiste a dejar el centro del poder donde se instaló gracias a la política desde la izquierda más destructora y radical del sistema. Ese mismo sistema que durante esas mismas cuatro décadas le ha dado algo más que para comer. En su currículum destaca su presidencia en el ente público Telemadrid en los 90 por mor de aquellos pactos socialistas y comunistas, desde allí pasó a Caja Madrid, Corporación Financiera Caja Madrid, Mapfre América y Mapfre, Banco Financiero y de Ahorro…Siempre representando a la clase trabajadora, a los más pobres como gusta decir, al común, a los que creen en cuentos de hadas con justicieros que los defiendan. Pero no. El camarada Moral Santín no tiene nada de moral y menos de santo.
Algunos datos. Sueldo de 526.000 euros anuales en 2011 por sus diversos cargos financieros públicos. Y gasto acumulado de 456.500 euros en su tarjeta black. “Cuando encargaba cosas en la obra de su casa no reparaba en gastos, no discutía precio y pagaba estupendamente”, nos dice la mujer de uno de los empresarios que trabajó en su moderno y cuco pazo villafranquino. Claro, con dinero de todos, incluso de sus acólitos del PCE.