El almacenamiento geológico de CO2 ayuda a frenar el calentamiento global

Los resultados de esta investigación, en la que han participado un investigador salmantino y científicos de la Universidad de Edimburgo, refuerzan la confianza sobre esta técnica

El dióxido de carbono (CO2) puede ser  almacenado en el subsuelo de forma segura durante miles de años, según un estudio publicado en la revista Nature Communications y cuyo primer autor es Juan Alcalde, investigador salmantino de la Universidad de Aberdeen y que está realizando actualmente una estancia en el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera del CISC (ICTJA-CSIC). Los resultados de esta investigación, en la que han participado también científicos de la Universidad de Edimburgo, refuerzan la confianza en el uso a gran escala de la tecnología de captura y almacenamiento geológico de CO2. Este gas es el principal causante del efecto invernadero y en consecuencia del calentamiento global.

La captura de estas emisiones y la garantía de que el CO2 puede ser almacenado de forma segura en el subsuelo es crucial para poder proteger con éxito la atmósfera y frenar el calentamiento global. “No vamos a poder cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de CO2 a menos que implementemos esta y otras tecnologías, y se incremente la producción y empleo de energías renovables”, explicó Juan Alcalde, coautor de la investigación.

Los autores del estudio han reunido una gran cantidad de datos a escala global sobre acumulaciones naturales de CO2 y metano. A estos datos se ha añadido la información histórica disponible relacionada con la producción de la industria de los hidrocarburos (almacenamiento de gas natural, sondeos de inyección y experimentos de laboratorio).

“Se trata de una base de datos muy compleja, que nos ha llevado casi cuatro años completar, pero que nos permite entender qué ocurre con el CO2 cuando es inyectado en el subsuelo”, indicó Alcalde.

Con todos estos datos, los investigadores han generado un modelo de almacenamiento geológico de CO2 y han realizado diferentes simulaciones para obtener predicciones sobre el comportamiento del gas almacenado durante los siguientes 10.000 años. A diferencia de trabajos anteriores, el estudio integra todos los posibles factores y procesos que ocurren durante el almacenamiento del gas, como por ejemplo el trapping (“atrapamiento”) natural del dióxido de carbono que se produce en el interior de las rocas en forma de burbujas microscópicas, o la disolución del CO2 en el agua existente en el interior de ciertas formaciones de rocas en el subsuelo.

“La seguridad en el almacenamiento de CO2 es una preocupación de los ciudadanos y los gobiernos perfectamente comprensible. Nuestro trabajo muestra que el almacenamiento subterráneo de este gas es seguro a largo plazo y, por lo tanto, constituye una herramienta fundamental para combatir el cambio climático”, consideró Juan Alcalde.

“Los parámetros seleccionados para construir nuestros modelos son conservadores pero realistas. Es importante recalcar que en las simulaciones hechas a partir de datos procedentes de zonas con una regulación estricta de las actividades de la industria de los hidrocarburos, como el Mar del Norte, en la mayoría de los casos (por encima del 95 por ciento) la retención de CO2 inyectado es superior al 90 por ciento después de pasados 10.000 años, y es muy probable una retención mínima del 98 por ceinto en el mismo período”, indicó Stephanie Flude, investigadora de la Universidad de Edimburgo que ha coliderado este estudio en el cual ha participado también la investigadora de la Universidad de Barcelona, Xènia Ogaya.

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