La subida de las aguas ha causado indignación al comprobar cómo la situación “desastrosa” proviene un año más de la falta de limpieza de los cauces y de mantener el cierre de la Presa de los Tres Concejos, reclamada sin éxito durante años a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), según denunció hoy el alcalde del Ayuntamiento de Valderrey, Gaspar Cuervo, municipio al que pertenece Castrillo de las Piedras.
El regidor exige “una solución inminente y definitiva” de este “eterno problema”. Y es que, señala en un comunicado, es muy difícil asumir que el agua del Tuerto se tope todos los inviernos con la histórica presa de La Zague, que podría aliviar gran parte del exceso de cauce, pero que CHD “insiste en mantener cerrada, anegando así todo lo que encuentra a su paso, mientras que todos los cauces de La Zague y de los regueros que discurren por los pueblos, se encuentran completamente secos, después de la finalización de la campaña de riegos”.
“La situación en este momento es tan surrealista –señala- que el agua sobrepasa la presa cerrada y anega todos los alrededores de la misma, cayendo posteriormente al cauce de La Zague, al ser el punto más bajo”. Además, en concreto, esta mañana una carretera de la Diputación en las proximidades de Castrillo de las Piedras y Nistal permanecía intransitable, por estar cubierta de agua.
A esto se une el hecho de que, pasando la presa por algunas poblaciones, éstas sigan sufriendo restricciones de suministro de agua potable. “Un grave problema añadido que igualmente la Confederación –afirma- no acaba de resolver a pesar de las gestiones y proyectos impulsados por este municipio y los limítrofes de Riego de la Vega y Santa María de la Isla, en los últimos ejercicios”.
El regidor pide “un mínimo de sensibilidad” a los responsables de CHD para que esta situación deje de producirse cada vez que aumenta el cauce del río Tuerto o se decide desaguar en el pantano de Villameca, como en esta ocasión. Porque “hablamos de soluciones de sentido común que repetimos todos los años y que nadie parece querer escuchar, causando año tras año daños irreparables e incluso situaciones peligrosas que podrían ser evitables”, concluye.