Un total de 141 zonas básicas de salud del total de 247 que hay en Castilla y León (un 47 por ciento) muestran actualmente una tendencia de “claro crecimiento” de incidencia por COVID-19 en los últimos días. Así lo puso de relieve hoy la consejera de Sanidad, Verónica Casado, a la finalización del Consejo de Gobierno donde alertó de este importante crecimiento cuando “hace poco” eran apenas 50 las zonas básicas de salud las que se encontraban en esta situación.
En relación a los municipios de más de 20.000 habitantes que se encuentran en peor situación, Casado advirtió de que varios acumulan una incidencia a 14 días no consolidada por encima de los 500 casos por cada 100.000 habitantes. En este sentido, la consejera apuntó a la incidencia de Ávila, con 720 casos; Laguna de Duero (Valladolid), con 897 casos; Miranda de Ebro (Burgos), con 595 casos; Palencia, con 1.024 casos; Ponferrada (León), con 530 casos; Salamanca, con 535 casos; San Andrés del Rabanedo (León), con 597 casos; Segovia, con 1.155 casos; Valladolid, con 650 casos; y Zamora, con 539 casos.
Ante este “enorme crecimiento” de contagios que se está produciendo en la Comunidad, la consejera de Sanidad reconoció especial preocupación en algunas zonas ante la velocidad de contagios que se está produciendo, caso de las provincias de Segovia, Ávila o Palencia, aunque este incremento se detecta en todas las provincias. “Lo peor es que en todas las provincias esto sucede de la misma manera, estamos teniendo unos datos muy preocupantes”, añadió Casado.
Casado reiteró el carácter “peligroso” de la situación en la que se encuentra la Comunidad, fundamentalmente por esa velocidad de contagios que es “muy superior a la de la segunda ola”, por lo que recalcó la petición de “cautela” a todos los ciudadanos, a quienes volvió a reclamar el autoconfinamiento así como la reducción de contactos sociales.
De hecho, Casado apuntó a que el 75 por ciento de los brotes registrados actualmente en Castilla y León proceden, o bien del ámbito familiar o del medio sociofamiliar. “Ahí es donde hemos tenido la mayor incidencia”, aseveró la consejera, quien reconoció presencia de la cepa británica aunque atribuyó a los contactos sociales la responsabilidad del aumento de casos, ya que los rastreos evidencian que muchas de las personas contactadas reconocen haber tenido contacto con más de 20 personas.