Eduardo José Rodríguez Fernández es historiador del Arte licenciado por la Universidad de León. Además, quienes le conocen saben que siempre ha sido un “entusiasta seguidor” de la Semana Santa, desde que su padre le llevaba a los ensayos de las bandas de San Andrés y Puerta de Rey. Este sábado será el encargado de inaugurar con sus palabras y “reflejos musicales” la Semana de Pasión en Astorga a las 20,00 horas en la S.A.I. Catedral.
Aficionado a la Semana Santa y a las bandas de cornetas y tambores lo vivió, de niño, a través de su familia. D sus tíos en León, que eran braceros del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, y con su padre que era hermano de la directiva de San Andrés. Por su trabajo como historiador del Arte ha dado conferencias y ha escrito en varias publicaciones para asociaciones cofrades o ediciones especiales de la Junta de Hermandades de León. De igual manera, Eduardo José Rodríguez hizo un Máster de Pensamiento y Cultura Europeo, así como un curso de Conservación de Bienes Patrimoniales en Valladolid, en la Fundación Cristóbal Gabarrón, que no acabó porque no le gustaba “echarle mano” a las piezas, era como ser “un cirujano del arte y prefiero las ideas a las prácticas”.
¿Qué significa para usted la Semana Santa?
Es la mayor fiesta del año. Muchas veces digo que si existe un más allá yo espero que siempre sea Domingo de Ramos. Ese Domingo de Ramos que vas elegante con traje y la cabeza bien alta para disfrutar de la luz de ese día y viviendo la música, las procesiones, en definitiva, la Semana Santa. Para mí es la clave del año.
En el programa apunta a que su pregón va a tener “reflejos musicales”, ¿qué es la música para la Semana Santa?
No solo en Semana Santa. Yo no entiendo la vida sin música. La música concentra la mayor parte de las artes y nos llena de sentimiento. ¿Cómo podría hacer un pregón si no tuviera música? No concibo estar hablando 45 o 50 minutos sin música. No puedo entender la vida sin música. Cuando vienen mis recuerdos de Semana Santa, me aflora la música y tengo que escuchar Mater Mea, Nuestro Padre Jesús, a la banda de Puerta de Rey o un trío de capilla. Son esos mis recuerdos, por lo que si he sido elegido como pregonero quiero dar esas pinceladas de música que van unidas íntimamente a mis recuerdos.
No solo ha escuchado música, sino que ha participado como músico en la Semana Santa, ¿hasta dónde le ha llevado?
Deseaba tocar desde niño. Cuando era pequeño estaba siempre enfermo, tenía bronquitis, asma… Con cuatro o cinco años me operaron de anginas y me regalaron un tambor, porque tenía una afición desmedida por la Semana Santa. Y hacía procesiones por casa en las que salía con mi tambor. Cuando iba a León y mis tíos me dejaban el capillo del Nazareno y hacía por el pasillo una parte del tambor, una parte de la corneta… Era lo mejor del mundo. Iba a las procesiones con mis tíos, con mi abuelo y solo me fijaba en las bandas. Si se caía al suelo una baqueta rota, la recogía y me la guardaba en casa.
En cuanto pude, entré en una banda. Primero en la Banda Municipal de La Bañeza, a donde me tuve que trasladar, y en la Banda de Cornetas. En 1995 formamos la Banda del Nazareno en La Bañeza donde estuve tres años. Con 18 años vine a tocar a la Banda del Nazareno de Puerta de Rey de Astorga. Fuimos a tocar a Huelva, a Sevilla. Una experiencia maravillosa de tres años. Después me fui a estudiar a León donde acabé en la Agrupación Musical de La Cena a la que le dediqué doce años más uno y en la que estuve hasta los 33 años.
¿Qué es lo más especial de la Semana Santa de Astorga?
(Risas) No quiero quedar mal con nadie. He tratado de escribir un pregón para todos los astorganos, que se sientan involucrados y sean partícipes de él. Aunque a mí me tire más una u otra cofradía, todas me traen recuerdos y todas me llenan. Principalmente el Bendito Cristo y la Cofradía de San Andrés de mi padre, mi Nazareno y mi Virgen de la Soledad de Puerta de Rey, pero no por ello me olvido del Cristo de Rectivía al cual acompañé musicalmente durante muchos años, o la Cofradía de la Cena que me emocionaba cuando era niño ver al brigada Villanueva allí tocando o del Silencio del cual fui hermano. Tampoco me olvido de la Vera Cruz y Confalón cuando íbamos a ver el Desenclavo y cuando veía por las noches cómo lo clavaban en San Esteban. O qué puedo decir de Las Palmas del Domingo de Ramos. En el pregón trato de llegar a todos y desde todos los prismas.
¿Cómo animaría a la gente a asistir este sábado a la Catedral a escuchar el pregón?
Voy a intentar que sea un pregón para el pueblo. No soy un poeta o un literato. Soy alguien del pueblo, historiador sí, pero no va a ser una charla o un coloquio sobre historia. Va a ser algo que nos llegue a todos y que mezcle sentimientos o recuerdos y que nos haga a todos partícipes de ellos. Es un regalo maravilloso tener este pregón y es algo que voy a intentar corresponder con la ciudad de Astorga.
Las horas que he echado para escribir este pregón me han traído muchos recuerdos, sobre todo de la infancia y de mi padre. Ha habido momentos en los que mientras escribía y escuchaba música cofrade me he emocionado. Trataré de no hacerlo hoy (risas). Y me ha venido muy bien para reencontrarme con Astorga.