En la mañana del pasado miércoles fuentes del PSL filtraron a este periódico el abandono de las filas socialistas voluntariamente de siete destacados dirigentes de las comarcas de Astorga. Hasta ahí, una noticia más de nuestra actividad profesional. Nuestra Redacción, más en concreto, nuestra redactora-jefe, realizó una serie de llamadas a todos aquellos protagonistas con los que se pudo contactar. A media tarde, el presidente de la gestora, el diputado de zona señor Llamas confirmó la información. Era el consabido contraste que todo periodista aprende en la Facultad. Se publicó la noticia en exclusiva y, prueba de ello hay, a partir de la hora larga se hicieron eco el resto de medios hasta llegar al día siguiente el papel y la radio local. Un día más, trabajo bien hecho, profesional, elaborado y contrastado. Ni a favor ni en contra de nadie, tan solo la búsqueda de la verdad y dar fe de la actualidad diaria para con nuestros lectores, los únicos a los que nos debemos y que dan sentido a esta profesión.
El rebote
Enfadado al parecer por descubrir los tejemanejes, ya saben, “me voy pero me quedo, si me lo pide el pueblo, etc”… En nuestro perfil de Facebook entra el alcalde de Valderrey, Gaspar Cuervo, realizando libremente una serie de comentarios que, si no hubiera entrado en insultos, no tendrían más que una leve respuesta. Sin embargo, una vez reunido en Consejo de Dirección, que seguro este edil no sabe ni de qué hablamos, se decidió redactar un editorial mostrando las verdadera personalidad de alguien al quien, al parecer, no le gusta el ejercicio de la libertad. Sus calificativos le retratan. Tan sólo leyéndole, cualquier ciudadano de bien sabe de qué tipo de ser se trata. De ahí al consabido: “usted no sabe con quién está hablando”, que seguramente habrá usado en su dilatada trayectoria en el Partido Socialista que ahora abandona, hay un paso. Por cierto, cuando la clase política se encuentra en entredicho a todos los niveles, es curioso ver cómo muchos abandonan las siglas de los grandes partidos, no así la bicoca de la poltrona. De eso ni hablar. Nos gustaría que el señor alcalde de Valderrey, encantador municipio que nuestro poeta Panero escogiera como solaz estival en su casa de Castrillo de las Piedras, para la siguiente ocasión sí nos cogiera el teléfono del Ayuntamiento donde nunca está, según nos responden amablemente, eso sí. Aunque aún así, si tuviera a bien tal cosa, mucho nos tememos que encontraría cualquier excusa para insultarnos como si estuviera en la barra del bar o en una merendola con sus conmilitones (cada vez menos). Nos encantaría entrevistarle, conste.