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Siete misioneros del Sagrado Corazón, mártires de Canet, serán beatificados este sábado 6 de mayo en la Catedral de Girona. El cardenal Angelo Amato presidirá la celebración por estos evangelizadores que fueron asesinados el 29 de septiembre de 1936 en Pont de Ser, (Girona), por “ser frailes”. El vicario general, José Luis Castro, participará en las Beatificaciones acompañado del párroco de Pumarejo de Tera, Laureano Fernández y del de Benuza, Javier Calvo.
Los siete beatificados, misioneros del Sagrado Corazón son el Padre Antonio Arribas, del Padre Abundio Martín, Padre José Vergara, Padre Josep Oriol Isern, Hermano José del Amo, Hermano Gumersindo Gómez y del Hermano Jesús Moreno. Dos de los próximos beatos son naturales de la diócesis de Astorga. El hermano José del Amo, natural de Pumarejo de Tera (Zamora) y el hermano Gumersindo Gómez, natural de Benuza (comarca de La Cabrera).
Este viernes se celebrarán las vísperas solemnes a partir de las 19,00 horas en el Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. El sábado se celebrará la beatificación a las 11,30 en la catedral de Girona, presidida por el cardenal Angelo Amato y el obispo de Girona, Francesc Pardo. El domingo 7 de mayo, en el Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, en Barcelona, el arzobispo Juan José Omella, presidirá una eucaristía de acción de gracias.
Sobre los dos nuevos beatos de la diócesis
El hermano Gumersindo Gómez Rodrigo nació en Benuza, en la comarca de La Cabrera de León el 15 de octubre de 1911. Tenía al morir 25 años de edad. Profesó el 8 de diciembre de 1929. Acusada personalidad. Emprendedor y con
dotes de organización. Fiel a sus obligaciones y religioso observante. Ejemplo de caridad y humildad. No quiso dejar Canet sin dejar preparada la cena los niños, a pesar del grave peligro que corría.
Por su parte, el hermano José del Amo y del Amo era el más joven del grupo; tan solo contaba con 20 años. Había nacido en Pumarejo de Tera (Zamora) el 12 de junio de 1916.Gran espíritu de servicio, abnegado y fiel. Trabajador y muy piadoso. Llevaba cuatro años en la congregación. Sabía contagiar alegría y buen humor en su entorno, explotando los registros de su voz cantarina. Los superiores tenían gran confianza en él.
