Las investigaciones arqueológicas realizadas en la Sierra del Teleno acreditan que en los tiempos de la romanización abundaban, entre otras especies, los osos pardos. Un animal salvaje que todavía perdura en diferentes sistemas montañosos de la Península Ibérica.
Según señalaba Madoz en su diccionario (1845-1850) los osos cruzaban por las montañas de La Cabrera para llegar desde los Montes Aquilianos hasta la Cordillera Cantábrica.
En las últimas semanas, un apicultor de Filiel asegura que uno de sus apiarios sufrió un ataque “es un colmenar que tengo con alambrera, pero intentó atravesarla haciendo dos pozos”. Además, relata que una de las colmenas se encontraba a tan solo 20 centímetros de la verja, por lo que pudo alcanzarla. “Dejó los cuatros machacados, sin alambres y rotos. Pero en el lateral de una colmena se pueden ver las zarpas”, aseguraba el abejero.
Por otro lado, otro apicultor de Molinaferrera acaba de sufrir su segundo ataque en El Cabrito (un paraje en una de las zonas más altas de Maragatería). En esta ocasión han sido 8 las colmenas que el oso lanzó colina abajo, en un intento de extraer los cuadros para comerse la miel.
“He podido recuperar dos, aunque el año pasado fue peor”, aseguraba este apicultor maragato, quien en julio del año pasado sufrió otro ataque del oso.
Sendos apicultores coincidían en aumentar las medidas de seguridad en sus asentamientos, con el fin de evitar un ataque mayor.
Funtes municipales del consistorio de Lucillo afirmaban ser conscientes de los hechos y que los agentes medioambientales se habían interesado por el asunto. “Creemos que sea un oso de los del Morredero que simplemente se encuentre otra vez de paso”, afirmaba el pedáneo.
Por su parte, las autoridades competentes encargadas del medio ambiente en la zona aseguraban no haber encontrado huellas en el terreno del animal.