En plena no celebración ayer de San Froilán, la capital leonesa y San Andrés del Rabanedo recibieron la noticia de la Junta de su confinamiento parcial a partir de hoy por los aumentos de casos de coronavirus. Aunque esperada, es una pésima noticia para la salud y para la economía de dos grandes municipios de la provincia ya de por sí muy afectados por la crisis sanitaria y económica. Nada más conocer la noticia, el gerente de un hotel de lujo de la capital confesaba resignado la pérdida de las reservas del puente de octubre y se encomendaba ya a una mejoría estable en todos los sentidos en 2021. Es decir, un año perdido. Es cierto que sin salud no hay economía, pero sin economía no hay bienestar ni se cubren las necesidades más básicas, imprescindibles para la salud. Un círculo infernal.
En un parecido círculo infernal ha entrado la Mesa por el futuro de León, cuyo objetivo era sanear –otra vez la salud- la economía provincial. La reunión de la pasada semana en Villablino terminó como el rosario de la aurora, es decir de forma precipitada, sin acuerdos y con discrepancias a la hora de las valoraciones. De forma precipitada porque la directora de la agencia que gestiona la Mesa, la catedrática Humildad Rodríguez, no pudo acabar su exposición sobre el estado de la economía provincial. El presidente de la Mesa, el delegado del Gobierno, Javier Izquierdo, levantó la reunión cuando Rodríguez iba comentado la diapositiva 20 de un total de 60. Así que, los asistentes se quedaron sin conocer el diagnóstico que Rodríguez había preparado durante todos estos meses sobre el estado de salud de la economía provincial. Y, claro, sin un diagnóstico certero difícil se puede aplicar una terapia.
La Mesa se levantó, asimismo, sin acuerdos porque ni siquiera se llegó a plantear un presupuesto básico de funcionamiento. También aquí el presidente Izquierdo se llamó andanas y zanjó la cuestión levantando la Mesa. ¿Quién pagará los honorarios de Humildad Rodríguez y de su equipo?, ¿seguirá trabajando sin cobrar? En fin.
Y hubo discrepancias porque mientras el portavoz de esa reunión, el presidente de la Diputación, Eduardo Morán, obvió y ocultó en su comparecencia ante la prensa estos extremos y aseguraba pleno consenso y satisfacción de las medidas adoptadas, siendo la principal un logo y un eslogan, los empresarios asegurarían dos días después que la Mesa no funciona por su falta de agilidad. Es más, el presidente de la Fele, Cepedano, luego secundado por los líderes sindicales provinciales, daba a conocer la existencia de un comité de expertos del que el portavoz Morán no había mencionado para nada al final de la reunión de Villablino. ¿Había ocultado a propósito Moran esta propuestas de empresarios y sindicatos o simplemente se le olvidó ante la importancia de la noticia del logo y el eslogan?
En cualquier caso, la Mesa ya tiene un montón de componentes, unos 23, más una directora, que se apoya en un equipo técnico que pone a su disposición la Diputación, y ahora un comité de expertos de ocho miembros nombrados por empresarios y sindicalistas. A lo que hay que sumar tres foros de debate: municipal, social y económico. Viva la burocracia. Y todo ello sin un presupuesto.
El primer foro está previsto en Astorga para el 23 de octubre, ¿cómo y quién lo va a organizar?, ¿quiénes van a participar?, ¿de qué se va a hablar?, ¿quién va a pagar lo mucho o lo poco que cueste su organización dado que la Mesa no dispone de presupuesto?, ¿quién se va a hacer cargo de las dietas de los expertos?
Visto que Diputación, al fin, reconoce remanentes por valor de 150 millones de euros – sí, han leído bien- , pues, eso, visto que a la Diputación le sobra el dinero y no sabe en qué invertirlo con eficacia, pues que pague los gastos de la Mesa por el ¿futuro? de León. Pero mientras llega ese debate, alguien debería plantear cómo es posible que en la hucha de la Diputación haya 150 millones de euros sin gastar siendo tantas las necesidades de la provincia.
Una buena gestión de esos 150 millones de euros haría innecesaria la Mesa por el futuro de León. ¿O no?