El periodista asturiano José Manuel Diego Carcedo compartió este viernes en la Casa Panero un encuentro sobre periodismo. Durante la velada, el periodista, invitado del programa ‘Panorama desde la Muralla’ compartió sus experiencias y conversó con los presentes. Aunque empezó estudiando Historia, no le gustaba la salida profesional que tenía y acabó en Ciencias de la Información “aunque también acabé de profesor en la Universidad”. La concejala de Cultura, María Emilia Villanueva y el periodista Max Alonso fueron los encargados de presentar al profesional.
Diego Carcedo no procede de una familia dedicada al periodismo, ni tampoco se había planteado la carrera como tal, sino que llegó a ella. “En mi casa siempre teníamos periódicos asturianos y nos llegaban también periódicos cubanos, porque uno de mis abuelos había salido de allí”, reconoció este viernes el profesional. En su vida se le recuerda como el periodista de TVE que estuvo en Portugal durante la Revolución de los Claveles, pero en realidad no estuvo allí, Diego Carcedo se econtraba en Buenos Aires en aquella señalada fecha. “No estuve en la Revolución de los Claveles de Portugal, yo tenía que entrevistar a Perón en Buenos Aires, pero la gente me asimiló porque luego fui nombrado corresponsal permanente y vi las vicisitudes del país, pero nadie me lo cree a pesar de que lo he dicho en entrevistas y cada vez que alguien me pregunta”.
Lo que sí es cierto es que el periodista asturiano ha estado en más de un centenar de países, y en su último libro Sobrevivir al miedo, habla de algunos de las cuestiones de relieve internacional, un título sobre el que dudó, “pensé titularlo Sobrevivir a la suerte, pero el nexo común es el miedo que pasé”.
En Vietnam, en abril de 1975, Diego Carcedo vivió las dantescas horas finales de la evacuación de Saigón, y, tras salir de la ciudad, varios días de angustiosa huida. Ese mismo año vio marcharse a los últimos españoles del Sáhara Occidental. El chófer que le llevaba de Nicaragua a Honduras durante la guerra del fútbol, en 1969, trató de dejarle inconsciente mientras dormía. Días después, ya en Tegucigalpa, una bala perdida se incrustó a escasos centímetros de su cabeza.
No han sido pocas las veces, a lo largo de sus más de cincuenta años como periodista, en las que Diego Carcedo ha sentido miedo. Por suerte hay miedos de muchos tipos, “nunca tuve miedo cuando vi el peligro, sino cuando el peligro ya había pasado. El miedo lo dominé como pude, algunas veces de forma suicida. No soy un héroe ni un aventurero, soy un periodista que empecé haciendo local y me pareció más difícil hacer periodismo local que tener bombas cayendo a mi lado”.
Ha sido periodista de muchos formatos y reconoce que el miedo siempre ha estado en su vida, “ahora siento miedo al ridículo antes de ponerme delante de toda la gente”, refiriéndose a su presentación en la Casa Panero. “No hay que mitificar lo que he hecho, me enviaron para hacer ese trabajo y lo hice todo con la misma mentalidad”.
Sobre el periodismo actual, no habla de una “época buena ni mala”, exlica que ahora hay “una transición confusa” al mundo de las nuevas tecnologías y de las redes sociales, pero explica, desde su punto de vista profesional que los periodistas no pueden ser subjetivos, sino contar las cosas de acuerdo a la realidad, lo más posible. “Los periodistas no podemos ser subjetivos porque somos personas y como tales, cuando salimos de algún hecho o rueda de prensa, lo vemos desde diferentes puntos de vista y lo contamos diferente. Tenemos que escuchar todas las partes y tratar de ajustarnos a la realidad”.