‘Dice la sangre’ de Rubén Abella: un viaje literario entre recuerdos y misterio

Abella ha creado una historia en la que 21 voces reconstruyen un verano lleno de secretos. La novela, galardonada con el Premio de la Crítica de Castilla y León, se desarrolla en un lugar ficticio que guarda un aire familiar para muchos: Astorga. Hablamos con él sobre su conexión con la literatura, ese lugar (real o ficticio) que lo acompaña desde la infancia o la magia de contar historias que conectan con lo más humano
Rubén Abella

Rubén Abella, nacido en Valladolid en 1967, es doctor en Filología Inglesa por la Universidad de La Rioja y ha ampliado sus estudios en universidades de Estados Unidos y Australia, lo que ha enriquecido su perspectiva literaria. Su obra más reciente, ‘Dice la sangre’, ha sido galardonada con el XXII Premio de la Crítica de Castilla y León, consolidando su posición como una voz destacada en la narrativa española actual .

A lo largo de su carrera, Abella ha explorado diversos géneros, desde la novela hasta el microrrelato, obteniendo reconocimientos como el Premio Torrente Ballester y el Premio Mario Vargas Llosa NH de Relatos. Además de su labor como escritor, compagina la docencia en la Universidad Pontificia Comillas y la Escuela de Escritores de Madrid con su pasión por la fotografía, disciplinas que se entrelazan en proyectos como Fábulas del lagarto verde.

En esta entrevista, hablamos con Rubén Abella y nos adentramos en su universo creativo para conocer más sobre la gestación de Dice la sangre’, una novela que, a través de múltiples voces, desentraña los secretos de una familia en un pequeño pueblo durante el verano de 1985, que se parece mucho a Astorga.

Háblenos de su última novela ‘Dice la sangre’, una publicación en la que los lectores se adentrarán en el verano de 1985 para descubrir un gran misterio

Me gusta definir este libro como un mosaico de la memoria. Es un gran puzzle, hecho de relatos escritos por distintos personajes, en total hay 21 narradores. Así, 21 personas diferentes escriben, cada uno a su manera, a alguien, cuya identidad no se precisa, que les ha pedido que le cuenten lo que ocurrió en el seno de su familia en el verano de 1985.

El lector se encontrará con un puzzle, yo creo que bastante bien ensamblado, y debe ir componiendo ese puzzle y el sentido general de la historia a través de las diferentes historias que cuentan los personajes.

Tenemos un gran misterio que resolver, pero ¿es esta una novela de intriga?

Creo que la intriga está de moda como género pero la intriga es un elemento fundamental en casi todas las novelas. El hecho de que alguien pase las páginas de un libro me parece milagroso y casi todos los escritores consiguen esto cuando meten intriga. Esto no quiere decir que tenga que haber un crimen o algo parecido pero debe haber algo que encienda la curiosidad del que está leyendo.

En ‘Dice la Sangre’ tenemos dos misterios muy concretos, por lo cual el que está leyendo quiere desvelarlos y los irá conociendo muy poco a poco.

‘Dice la Sangre’ se desarrolla en una ciudad ficticia pero se ha comentado que en realidad este lugar es Astorga, ¿es verdad?

Me encanta que se piense eso, de hecho presente esta novela en Astorga y la mayor parte de la gente estaba interesada en ello.

La novela sucede en dos lugares principalmente, en Madrid y en un pueblo llamado Tabira. Cuando empiezas a leer y ves lo que se está describiendo de este pueblo te das cuenta de se parece mucho a Astorga. Lo que yo tengo en mi cabeza al escribir esto es el mapa de Astorga porque allí pasé todos los veranos de mi infancia y adolescencia y mi madre también era de ahí. Astorga forma parte de mi ADN.

Entonces, ¿es Astorga o no? Pues aquí es la eterna batalla entre el que escribe y el que lee. Aunque yo utilice el mapa de la ciudad y me inspire en ella, para mí no es Astorga.

Su último libro es una novela, pero también se ha movido por el mundo de los microrrelatos…

Yo soy narrador o contador de historias. A lo largo de mi carrera he visitado tres géneros narrativos (novela, cuento y microrrelato) y me muevo dentro de ellos dependiendo de lo que pida la historia. Lo que me interesa es narrar los conflictos vitales de la gente normal.

Tengo un proyecto de microrrelatos para toda mi vida. Me he impuesto escribirlos basándomelos en viajes y sacar uno cada 10 o 12 años y además intento combinar disciplinas, pero esto último lo dejo para más adelante.

Parte de su vida la ha pasado en Estados Unidos cursando sus estudios, ¿su escritura está influenciada por ello?

Yo he bebido mucho de la literatura norteamericana y una cosa que he tomado de ella es la trasparencia del estilo para comunicar un mensaje complejo, es decir que el lenguaje que utilizo no sea un obstáculo que el lector tenga que remontar, que las frases resuenen, que sean limpias y que, sin embargo, tengan significados profundos.

¿Tiene algo o alguien que le inspire a la hora de escribir o algo que le hizo enamorarse de la literatura?

Pues yo empecé a escribir muy jovencito, cuando estaba en Valladolid, y ya participaba en concursos literarios. La escritura me nace de una especie de atracción innata hacia el lenguaje. Muchas veces la escritura es una forma de exploración de la realidad y de ordenar algo tan complejo como es la vida y leyendo a gente potente te das cuenta de la cantidad de cosas que se pueden hacer con las palabras.

No es usted un novato en cuanto a premios, ya que tiene varios, pero, ¿como recibió la noticia de su galardón como Premio de la Crítica de Castilla y León?

Todos los premios se agradecen porque la escritura es una actividad solitaria, uno pasa mucho tiempo ‘bajo tierra’, y los premios es como si alguien encendiera una linterna y ves que hay alguien y que encima aprecia lo que estás haciendo.

Además, este Premio de la Crítica de Castilla y León es especial porque es de mi tierra, con la que tengo infinitos lazos.

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