¡Madre del Amor Hermoso! ¡Jesús, María y José! O como dice un amigo: ¡Virgen del abrigo de pana roto! ¡Qué susto! Después de tantos signos de admiración os aseguro que me quedo corta, dije unas cuantas exclamaciones más al leer un artículo sobre “los famosos víctimas de retoques estéticos”, me corrijo, no al leerlo, si no al “ver” las fotografías del “antes” y del “después”. Víctima yo, que nadie me avisó de lo que iba a ver. De pesadilla.
Aviso: Esto no se debe hacer, ver esas fotografías puede herir, mucho, su sensibilidad, la tenga o no. Algunas es como si fuesen disfrazadas para carnaval, no, mejor Halloween, el susto está garantizado y el trauma, y tener pesadillas después, también.
Lo siento, intenté no juzgar, verlas con frialdad, como quien ve unas fotos de una película “gore”, de esas muy bestias, pero a la primera de cambio recordé por qué nunca he visto una: imposible, no las resisto. Pues el reportaje, la parte gráfica, era lo mismo: un “aaagggg” continuado. Ya sé que está muy feo juzgar, pero no daba tiempo, el sobresalto salía de manera visceral, imposible retenerlo.
Y mira que hay unas cuantas, más mujeres que hombres (¿por qué será?), “personalidades” famosas que se han sometido a ¿arreglos? En su afán de detener el tiempo (¿por qué no paran el reloj?) se hacen auténticas barbaridades. Las menos horrorosas son las que acaban con cara de efigie, como rostros de escayola, o alabastro, con expresiones fijas, o sin ellas, piel estirada que parece que se va a soltar de repente (aaagggg), actrices que pierden todo lo que antes transmitían con su rostro sin pronunciar palabra….qué pena. Rostros abotargados, como rellenos de algodón, más parecidos a los mofletes de la famosa cerdita de los muñecos. Deformados.
Y los rostros en los que se marcan todos los huesos con lo que tienes la sensación de estar ante una calavera, pero eso sí, con unos labios…. Horror.
No ponía por ninguna parte que profesional de la cirugía les había “mejorado” tanto. Mejor, mucho mejor, la publicidad negativa no es buena.
Pensándolo bien, qué pena. ¿Qué sentirán al mirarse en el espejo? ¿Verán lo que yo veo o realmente se verán rejuvenecidos? ¿Sentirán la desesperación de “ya no hay vuelta atrás”? “Con lo bien que estaba yo antes…” Porque lo cierto es que algunas/os estaban muy bien, ¿qué se querían mejorar?
Repitan conmigo: el-tiempo-no-se-puede-detener. Puedes intentarlo y a veces parecer que lo engañas, pero al final te alcanza, claro que en algunos casos parece que más bien les atropella, y les hace unos destrozos….
¡Jesús, María, José, Josefa! Y mi tía de 88 años quejándose, cuando le digo ¡guapa!, de sus “arrugas”. Hay que ser vanidosa….
Dedicado a todas las vanidosas que no “detienen el tiempo” porque no les da la gana. Besos