El “delito” de pedir dinero por la calle

El aumento de la mendicidad se ha convertido en un problema de orden público en las grandes ciudades. En Astorga aumentan los usuarios de servicios contra la pobreza y la presencia más o menos "molesta" de personas pidiendo en determinados puntos de la ciudad
Personas con problemas mentales, adiciones han aumentado en las calles de las ciudades

Noruega no quiere mendigos. Con la crisis económica y la llegada masiva de inmigrantes la situación, según se justifica su Gobierno, “no podía soportarse por más tiempo”. Amantes del orden, la tranquilidad y los servicios públicos, el país más rico de Europa penaliza la mendicidad con una reforma legal que ha sido interpretada como xenófoba por sus críticos, ya que la mayoría de las personas que viven en las calles son inmigrantes.

El proyecto de Oslo, como se llama a esta ley, la primera en Europa que llega a llevar a prisión a los mendigos, autoriza a los municipios a prohibir la mendicidad de forma local. Según el ministro de Justicia, Anders Anundsen, existe “un claro vínculo entre mendicidad y delincuencia, indicando en los 194 mendigos registrados en Oslo que solo siete eran noruegos y la mayoría rumanos de clanes gitanos”. Las críticas de organizaciones defensoras de los derechos humanos son continuas.

Otros países

Italia. Varios alcaldes del norte de Italia, la zona más desarrollada, han prohibido la mendicidad. Las multas oscilan de 25 a 500 euros. Pádova, Verona, Venecia….

Nueva Zelanda. Prohibición de pedir dinero y sanciones a los limpiadores de parabrisas ambulantes, músicos callejeros y toda forma que se considere “molesta” de solicitar dinero.

Estados Unidos. El 24 por ciento de las grandes ciudades prohíben la mendicidad.

España: Acabar con la mendicidad es la obsesión de muchos alcaldes. Ciudades como Barcelona, Alicante, Valladolid, Oviedo, Cartagena o Sevilla disponen desde hace años de ordenanzas municipales que restringen esta actividad. En Valladolid las multas pueden llegar a 750 euros. En Sevilla las sanciones son similares para quienes rebuscan en la basura. Y en Barcelona, puede ascender a 3.000 euros la multa por utilizar a niños. Algunos ayuntamientos están derogando estas ordenanzas aprobadas en legislaturas pasadas. En Sevilla por ejemplo es manifiesta la eliminación casi intimidatoria de los famosos “gorrillas” que guardan sitio para aparcar a cambio de dinero.

Ponferrada. No tiene ordenanza al respecto, si bien se ha visto incrementado el número de personas que piden en las calles. A los habituales en las puertas de las iglesias y en determinadas calles y plazas de la capital del Bierzo se les han sumado hasta duplicar nuevos “compañeros” del buscarse la vida pidiendo.  Datos esclarecedores lo ofrece Cáritas en Ponferrada, que durante el 2015 atendió a 2.066 personas, una cifra ligeramente por encima a la actual si se tiene en cuenta que, en lo que va de año, la ONG ofrece ayuda a 1.944 personas.  El Comedor Social de la Parroquia de La Encina cuenta con dos turnos de comidas y de cenas que superan con creces el centenar de usuarios.

El perfil del mendigo, según diversas fuentes consultadas, “se sitúa en torno a los 35-45 años, proveniente de situaciones sociales como el desempleo, las adiciones a algún tipo de droga, alcoholismo o enfermedad mental diagnosticada pero no tratada, varón, casado y con estudios escolares”. Las familias con problemas económicos están más “controladas y atendidas” por los servicios sociales municipales y de organizaciones religiosas como Cáritas interparroquial. Muy difícil, casi imposible de controlar, “los grupos de inmigrantes, generalmente de etnia gitana que cambian de lugar cada ciertos meses. Los más numerosos de nacionalidad rumana, aclaran en este caso fuentes policiales bastante controlados”.

De un tiempo a esta parte, en el mundo rural, se han visto actuaciones delictivas en campos y bosques de la zona. Hurto de castañas, setas, casetas o viviendas de recreo en fincas donde sustraer herramientas o productos recolectados. Los clanes se desplazan a un lugar y en cuestión de dos días dejan las zonas “limpias” de todo lo que pueda tener valor.

Astorga

La crisis sigue haciendo mella. En Cáritas Interparroquial de Astorga. La oenegé, que da cobertura al municipio y sus comarcas, atiende, según sus últimos datos publicitados, a 412 personas, de 131 familias. Esta organización destaca “un repunte de usuarios respecto al año pasado de casi cien usuarios más”.  La crisis, ha llegado al mundo rural algo más tarde que en las ciudades. Según los datos, de las 412 personas que atiene Cáritas en Astorga, 299 son inmigrantes. Del total, 202 son mujeres y 210 hombres. La coyuntura económica ha modificado el perfil de la pobreza y ahora el panorama se agudiza para muchas familias.

Del total de usuarios estables de Cáritas Interparroquial Astorga, 31 son niños de 0 a 2 años, 115 son menores hasta 15 años, mientras que el grueso se localiza en las personas en edad de trabajar. De 16 a 64 años, la oenegé presta servicio a 258 usuarios. Después, también atiende a ocho personas mayores de 65 años.

Atención integral

Cáritas dispone de un Programa de Atención Integral a Familias con menores en riego de exclusión social. Dentro de este plan, la entidad cuenta con talleres para mujeres de la comunidad trasmontana portuguesa y árabes, con el objetivo de facilitarles la inserción y hábitos de vida saludable. Un curso de alfabetización e inmersión lingüística para hombres, de forma que también encuentren una puerta abierta a la sociedad. Para los menores, Cáritas ofrece un servicio de apoyo extraescolar, impartido por doce docentes voluntarios. Cáritas Astorga repartió a lo largo del 2015 más de 51.000 kilos de alimentos, palió la pobreza energética de 30 familias y apoyó sus gastos de hipotecas, alquiler o medicamentos.

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