Cuando me puse a escribir unas breves líneas a modo de semblanza y despedida de mi amigo José B. Díez (Pepin) dije, pero que puedo añadir después de todo lo que se ha escrito.
Sin embargo, si que me gustaría despedir a Pepín, con esta familiaridad que siempre nos manifestamos en los muchos años que coincidimos en el Consejo de Administración de Edypsa, sociedad editora del “Faro Astorgano”. Durante este tiempo me manifestó su afecto y su preocupación, desde luego, trascendía a lo puramente empresarial, es decir a la trayectoria del diario. Siempre tenía palabras de ánimo para la familia.
Pepín, era amigo de sus amigos y en cada actividad que desarrollaba y especialmente en la refundación de este periódico hace años, ponía alma, vida y corazón. Esto es lo que yo pude constatar y comprobar.
Y desde luego nunca, los que amamos esta empresa y que hemos seguido sus avatares, le agradeceremos el bien y la impronta que a modo de huella ha marcado esta trayectoria.
Gracias amigo Pepín y que ese Dios al que tu tanto amabas te haya acogido en su seno.
Marina, tus hijos y demás familia y todos los que te tratamos nos hemos quedado un poco huérfanos, pero desde allí arriba nos seguirás acompañando y reconfortando con tus palabras y tus buenas obras.
Alfonso DEL RIO SANCHEZ