De DGT a DGS

 

Dirección General de Tráfico reconvertida en Dirección General de Sacacuartos

 

Líbreme Dios de la más mínima crítica a la Guardia Civil de Tráfico puesto que, además de ser nuestros ángeles de la guarda en la carretera, son funcionarios sujetos a las órdenes y disposiciones, como yo mismo, sin otra posibilidad que acatarlas y ser los primeros sufridores de las mismas por mucho que las puedan considerar injustas. Otra cosa es la pléyade de ineptos y de caraduras que dirigen la DGT y que, desde esa dirección, nos convierten a los conductores en presuntos delincuentes y en objeto de recaudación indiscriminada amparándose en su supuesto interés por nuestra seguridad. Hemos llegado a un punto en el que los delincuentes gozan de mayor presunción de inocencia que el conductor, de mayor intimidad  y, desde luego, de muchos más derechos cuando son perseguidos por sus delitos que el conductor por sus faltas o errores. Ese intervencionismo exacerbado en la vida del individuo es más característico de los gobiernos de ultraizquierda que gustan de dictaminar todo lo que las personas desarrollamos en el ámbito privado amparados en una falsa e hipócrita manía de pretender mejorar o proteger nuestra vida. Caso semejante al del tabaco, tema en el que me parece bien, como no fumador, que se proteja el derecho a no ser fumador pasivo pero considero abusivo que se persiga cansinamente  la libertad del que desea matarse fumando y ya conoce de sobra las consecuencias sin que lo tengan que torturar psicológicamente porque le dé la gana matarse así.  Esto de la intromisión en la vida privada de las personas alcanza su grado máximo con el helicóptero Pegasus capaz de detectar si te estás rascando una oreja y de sancionarte por ello. Si usted es un delincuente se necesitan mil trámites para entrar en su casa pero si usted es conductor no se necesita nada para introducirse en la intimidad de su coche (que también es su casa). Oiga, si yo quiero ir conduciendo en gayumbos porque en agosto no soporto el calor debo poder hacerlo sin convertirme en protagonista de “videos de primera”.

El sistema punitivo de la DGT actual carga toda la responsabilidad de los accidentes en el conductor y deja en segundo plano otras causas, tanto o más relevantes que aquella, como pueden ser el estado de las vías, los fallos técnicos de los vehículos o, sencilla y llanamente, que hay accidentes fortuitos e inevitables. Esto lo supo apreciar muy bien el Guardia Civil Juan Carlos Toribio que fue sancionado por denunciar públicamente a las administraciones y a empresas encargadas de la conservación por el mal estado de las vías (su recurso contra tal sanción prosperó).

El conductor se convierte de facto en un delincuente en potencia nada más que se pone al volante de suerte que juega a una lotería en la que es muy posible ser sancionado antes de acabar su viaje; me recuerda los años en que don Matías nos sacaba a la pizarra y cobrábamos seguro por muy bien que lo hiciéramos todo, alguna excusa había siempre; yo cobré, habiendo hecho bien una suma de fracciones, por poner la línea del quebrado ligeramente más alta que el signo igual.

¿Y qué me dicen de las ciudades como León? Una ciudad intransitable para los vehículos porque la han sembrado de trampas recaudadoras. Limitaciones a velocidad de tractor absurdas, semáforos que se disparan en ámbar y mil artilugios más. Es lo que pierden porque yo, por ejemplo, ya solo voy a León por obligación y nunca de compras o de ocio (les recomiendo lo mismo, ganancias para Astorga); realmente da verdadero asco circular histérico por si vuelves sancionado a casa sin ni siquiera enterarte y eso si el miedo a ser sancionado no provoca un accidente por exceso de celo.

Les cuento el último escándalo que pone de manifiesto “cómo nos protegen nuestras autoridades”. En Estados Unidos los afectados por la pifia y el engaño de las emisiones de Wolkswagen están siendo indemnizados. Aquí apoyan a la marca pasando de los afectados. Oí que estaba próxima a salir la sentencia en España por este tema, no sé qué habrá pasado. Bueno pues, curiosamente y lleno de perplejidad, he recibo una carta de la DGT adjuntando otra de Wolkswagen en la que la Dirección General le hace de alcahueta a la marca recomendando que los usuarios vayamos a efectuar el ajuste tranquilamente, así, a pelo y sin vaselina (también amenazan con no pasar la ITV). Supongo que se trata de hacer “el apaño” para que después no se pueda reclamar. Es decir que en América se indemniza porque el coche pierde prestaciones al solucionar el problema y aquí parece ser que no… “será el calor”. Vivir para ver, un organismo público haciéndole de correo a una empresa privada que ha engañado y perjudicado a sus usuarios. ¿Parece increíble no? Lo es, desde luego, piensen bien: La DGT amparando un abuso y encima ahorrándole el envío de cartas a una empresa privada con dinero público. Amén.

 

 

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