Intento escribir sobre algún asunto de interés local, mientras pienso en los días gélidos que se avecinan. El hemisferio izquierdo del cerebro, donde dicen están las funciones más prácticas de la mente, me va abriendo el camino hacia los presupuestos del Ayuntamiento de Ponferrada para 2017. Máxima, potente y reñida actualidad. Pero el hemisferio derecho, busca posiciones, empuja con fuerza y consigue poner en primer plano las emociones. En este caso las angustiosas emociones, que están viviendo los refugiados a quienes todavía se les puede multiplicar el infierno que viven, con los rigores implacables del invierno.
Mientras el hemisferio izquierdo piensa en el “resto” que va a tener que echar el equipo de gobierno para aprobar las cuentas de este año… el derecho, sigue proyectando la vergüenza e impotencia a la que como seres humanos tenemos que asistir, viendo morir de hambre y frío a iguales. Las redes sociales están saturadas de fotografías, vídeos y crónicas que hablan del horror que viven estas personas. Familias enteras, niños huérfanos, cuya situación necesita una decisiva y urgente intervención política. Porque es la voluntad política, la que puede mover montañas.
¿Dónde está la Unión Europea y los Derechos Humanos? -se pregunta otro hemisferio derecho en tuitter-, con niños haciendo colas para comer o conseguir una manta, a 18 grados bajo cero?.
“A España se le acaba el tiempo para cumplir con sus deberes. A finales de 2015 se comprometió con la Unión Europea a acoger a más de 17.000 refugiados, dos por municipio, antes de septiembre; pero a día de hoy ha recibido a menos de 1.000”. Así lo recordaba estos días el diario “El País”. Mientras el hemisferio izquierdo, se resiste y me obliga a pensar cómo la alcaldesa de Ponferrada va a tener que ingeniárselas para sembrar concordia y cosechar armonía ante el debate de los presupuestos… el derecho, me devuelve las imágenes de pobreza moral que es la más ruín de las miserias, de la que hacen gala quienes con responsabilidades políticas, miran para otro lado.
El hemisferio izquierdo me recuerda, que debo estar disgustada porque el IBI nos va a subir un 4 por ciento en 2017 a todos los Ponferradinos, y el derecho susurra potente: “ojalá les subiera también a ellos, a los que ahora viven en tiendas de campaña”…
El izquierdo me refresca lo mal que lo están pasando las familias bercianas que no tienen trabajo ni sustento tampoco para los suyos, que acuden a Cáritas o el Comedor Social a diario, y el derecho me devuelve otra imagen similar en tierra de nadie, tierra de refugiados, donde a los organismos que defienden los Derechos Humanos, les han fallado ambos hemisferios.