Sucesos

El cuerpo hallado en el CTR de San Román pertenece a Jeroen Schelstraete

El belga hacía peregrinación por el Camino de Santiago y habría sido víctima de un robo días antes de perder contacto con su familia
Jeroen Schelstraete con su novia Wendy Leung. Ella hizo la primera parte del viaje, pero tuvo que volver a casa antes. / nieuwsblad.be

El cuerpo que apareció el pasado viernes en el Centro de Tratamiento de Residuos (CTR) de San Román de la Vega, pertenece a Jeroen Schelstraete, un belga de 41 años residente en Gante que se encontraba siguiendo el Camino de Santiago cuando fue atropellado en la provincia de León.

El pasado miércoles se produjo el último contacto de Jeroen Schelstraete con su familia. Según las informaciones aportadas por el periódico belga Het Nieuwsblad, la comunicación con Bélgica era frecuente. Había iniciado su peregrinación a Santiago de Compostela en San Juan Pie de Puerto (Francia) dos meses antes del suceso, y cubrió parte del recorrido con su novia, Wendy Leung, hasta que ésta tuvo que regresar a Bélgica antes de finalizar la peregrinación, en Burgos. No era la primera vez que cubría este recorrido, pues había realizado el mismo trayecto del Camino varias veces. El periódico recoge también las declaraciones de la novia del peregrino afincado en Gante, que afirma que le había pedido se casase con él un mes antes.

“Días antes tres tipos le habían robado el móvil, su dinero, su mochila, e incluso la medicación para sus problemas de asma y el corazón. Jeroen había pedido socorro a los transeúntes y a la Policía, que lo confundieron con un mendigo que molestaba la gente. Fue trasladado a la comisaría y tratado como un criminal durante tres horas. Recogieron hasta sus huellas dactilares. Como no había hecho nada malo, la policía simplemente lo devolvió a la calle. Tuvo que salir adelante sin ninguna ayuda“, explicó Wendy Leung en el diario flamenco.

Por el contrario, testigos de la detención han indicado a este periódico que el hombre estaba muy excitado y que se comportaba como si “estuviera muy borracho”. Según las mismas fuentes, estos hechos se produjeron el día 7, dos días antes del fallecimiento. De ahí que la identificación resultara rápida, pues Jeroen había estado en la Comisaría dos días antes.

Según las declaraciones recogidas por el periódico belga 7sur7, después de contar sus desventuras a su madre, le advirtieron que se quedara donde estaba para que pudiera devolver la llamada. Sin embargo, las horas y los días pasaron sin que diera ninguna señal de vida.

La madre y la novia Jeroen Schelstraete supieron a través de Facebook lo que había sucedido con el peregrino: un trabajador del CTR lo encontró entre los restos de los contenedores para la poda. La madre del belga salió de inmediato para España al Instituto de Medicina Legal de Ponferrada, donde se hallaba el cuerpo sin vida. “No le pudieron mostrar su cuerpo, a causa del calor y las lesiones. Ella tuvo que reconocerlo a través de una foto de su cara”, indica Wendy Leung.

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