Con buena cosa te vas a casar que no sirve ni pa pujar sacos !!.
Con estas palabras ,auguró María el futuro de su vecino , causante de sus desvelos.
María cargaba los sacos , no tejía jersey ni cosía camisas , solo lavaba las faldas y mandil , María no conoce pantalón ni conoce hombre ni baile agarrado ni fiesta ,ella solo mira y no se arrima mucho a los mozos, y mucho menos a las mozas que son algo señoritas.
Ella es fuerte , arrea bien las vacas y el macho , arrea bien la lengua cuando alguno le recuerda su soltería, regalando palabras hirientes ante las burlas de alguna moza atrevida.
Y así le pasó a Josefa , que andaba al trapo deslenguado delante de unos cuantos que miraban cuando osada le pregunta ,cuando te vas a casar María !
Y como la misma truena contestó diciendo que ella no era como las otras ni como ella , que con tal de casarse ,que lo mismo lo hacían hasta con el rabo de un lagarto.
El rayo cayó sobre la cabeza de Josefa dejando a los espectadores salpicados por el impacto , y mudos ,y sin ganas de baile ni chismorreo.
No le faltaba razón a María, porque una cosa era casarse con lo que fuera y otra andar siendo fiel a los adentros aunque abrasen , porque no era ella de cualquiera , si no del más guapo!, aunque el guapo se casara con otra .
Hace rato toco la campana De la Iglesia, María anda asomándose desde la calleja para observar a los recién casados , aquella débil muchacha que no carga sacos y el , el vecino bien plantado y trabajador , que bien hubiera estado como un rey casándose con ella.
Pero fiel a sus convicciones y deseos siguió mirando al vecino , acercándose a él en épocas de siega mientras andan en las eras , y siguió cargando sacos mientras sueña e imagina que él la está mirando, y aunque no la mira ni apenas le habla , a ella le da igual, por saberse más guapa y buena moza pero sobretodo por no agarrar lagartos como las otras quedando soltera a buen capricho y antojo .
Y de la vida y de su convencimiento ,surgieron más fantasías que devuelven sonrisas sintiéndose reina de su destino , aguardando a la sombra del árbol que cobija los corazones celestes.
Isasy Cadierno