Si nos remontamos a los orígenes de la propaganda política tendríamos inevitablemente que topar con la Iglesia. Cualquier religión de las tres o cuatro más importantes del planeta logran mantener una red de agentes por todo el mundo e incluso unos fieles que cada semana acuden en masa a recibir las “consignas” de su credo. ¿Qué mayor publicidad y unidad de mensaje puede igualarles?
La denominada “escuela americana” en los años 40 y 50 en adelante sentaron las bases de la publicidad comercial como de la propaganda política. Todos, aunque algunos sientan un falso pudor al afirmarlo, han bebido del maestro de la propaganda nazi Josep Goebbels. Cuya utilización del cine, la imagen y la cultura, esto es, todo, sirvió de ejemplo de manejo de la opinión pública y la creación de corrientes de ideas fijados subliminalmente al espectador. Los actos grandilocuentes tenían una clara escenografía e influencia religiosa. De hecho, la ideología nazi, fascista y comunista utilizaron hasta el extremo todos los recursos para un mismo fin: el triunfo de sus ideas alejando toda racionalidad y capacidad de crítica individual.
Julio Feo, el “asesor” de Felipe González, me contaba cómo gracias a la internacional de la socialdemocracia con el alemán Willy Brant al frente becaron a jóvenes españoles desde los años 60 y 70 para que en España esos jóvenes melenudos, con trajes de pana y bufandas rojas regresaran a su país con una formación elevada en universidades como la de Stanford, mítica en el socialismo español. Siempre los norteamericanos han ido por delante en la propaganda electoral. De hecho, los asesores del propio Pedro Sánchez han copiado varias veces las técnicas aplicadas en las campañas triunfales de Obama.
Volvemos a la cartelería en blanco y negro para ganar esa seriedad que parece darnos un poster sin los colorines de cada partido habituales. Otra es la simbología del cambio de la rosa socialista por el corazón. Pero otro día veremos que no han sido sólo los creativos del PSOE los que utilizan este nuevo símbolo. De hecho, es ya una evidencia de estar hablando “desde el corazón hasta vuestro corazón”.
Pero volviendo a nuestra campaña que ha pasado por su primer fin de semana no podemos olvidar que la caravana de Alfonso Fernández Mañueco pasó por Ponferrada, almorzó en Astorga y terminó la tarde en Benavente. Los socialistas aprovecharon, y mucho, la Feria de Caballos de Camponaraya donde miles de bercianos se concitaron en este exitoso acontecimiento.
Todos de una forma u otra salieron a la calle con sus roll up y un micrófono para acercarse a la ciudadanía. El PP centró su esfuerzo en un llamamiento a recuperar la Ciuden como uno de los motores de desarrollo comarcal del Bierzo y señalando al Gobierno de Sánchez como el que firmó el cierre de las térmicas de la zona; no sin antes prometer la unidad de radioterapia pedida por su candidato Morala. Mientras tanto, Olegario Ramón, flamante candidato de Ponferrada por el PSOE, lanzó una lista de puntos programáticos para demostrar que hay ideas y hay programa.
Fue un día soleado y de calor. Los bares de medio mundo se llenaron y los pasquines o flayers se repartieron con generosidad.
En Astorga el candidato socialista, el eterno alcalde Perandones lanzó un masivo mailing mediático con su foto y Rubalcaba llegando al Ayuntamiento. Quien tuvo retuvo. Mientras los populares muestran sus logros en esta legislatura y donde han arrancado la promesa mayor: “recuperar la muralla” que, como dijimos en días pasados, son un segundo punto que preside la revitalización de la industria y una ampliación del Polígono Industrial con suelo previsto para crecer por el nuevo Plan de Urbanismo a punto de aprobar por el PP-PAL.
Los candidatos lacianiegos se dejaron ver más en la prensa, pero no faltaron a sus quehaceres en pedanías o juntas vecinales. Su alcalde ve al valle como “un lugar de oportunidades”. Seguimos atentos.