Experto en microbiología e inmunología y catedrático de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León, Elías F. Rodríguez Ferri, es el presidente de la Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León y decano del Cuerpo Nacional Veterinario. Además, desde principios de este mes de abril, también es el único veterinario que forma parte de la comisión de expertos que asesora a la Junta de Castilla y León en materia de Covid-19. En una entrevista concedida a Ical destaca la “necesidad de colaboración interprofesional” y la importancia de la participación de veterinarios en la lucha contra el coronavirus por su “buena formación en materias que son útiles en la prevención, lucha y control de epidemias, incluso pandemias”.
¿A qué considera que se puede deber su inclusión en el comité de expertos que asesora a la Junta de Castilla y León?
Es difícil saberlo, pero la propuesta coincidió con una carta que envió el presidente del consejo de Veterinaria al ministro echando en falta la presencia de profesionales de veterinaria. También coincidió con una solicitud del Foro de la Profesión Veterinaria y con un artículo que publiqué en periódico, además del ambiente general de manifestaciones de los profesionales veterinarios. Todo ello proporcionó un caldo de cultivo muy propicio para que se generara alguna propuesta, no sé por qué a mí, pero me extraña que haya sido la única propuesta que ha cuajado, porque en otras comunidades no hay veterinarios.
¿Podría tratarse de un primer paso hacia una inclusión de la veterinaria en el comité nacional?
Es deseable, pero como tarde mucho se va a retrasar tanto que la utilidad que se manifiesta fundamental para intervenir por delante de los acontecimientos va a tener menos sentido. La urgencia de la presencia ha sido desde el principio, ojalá que se sustancie, pero veremos.
¿Por qué es importante la presencia de los veterinarios?
Tenemos muy buena formación en materias que son útiles en la prevención, lucha y control de epidemias, incluso pandemias y se está aplicando todos los días en relación con enfermedades que afectan a los animales. El propio Fernando Simón lo manifestó el otro día, si esta enfermedad se trata de una zoonosis, deberíamos estar presentes. Desde 2004 existe nueva doctrina, que se llama ‘Una Salud’, para lo que es muy importante la presencia de veterinarios, pero cuando se trata de echar una mano y una manifiesta intención de colaborar, en la práctica queda muy reducido. Desde el sector se está diciendo que estamos aquí, no queremos más protagonismo, solo queremos colaborar. Tenemos formación, deseo y muchas ganas.
Menciona el concepto ‘Una Salud’, ¿en qué consiste?
Yo fui el primero de España que habló de este tema en 2013 en la apertura del curso de la Real Academia de Doctores de España. Se centra en la necesidad de colaboración interprofesional en la salud pública. ‘Una Salud’ significa fundamentalmente que en términos de sanidad pública es necesaria la colaboración de salud humana, veterinaria en relación a los animales y sanidad ambiental, un triángulo formado por las tres opciones que necesitan colaborar de una forma cada vez más estrecha. A partir de ahí surge la manifiesta necesidad de integración de estos sectores, para lo que los veterinarios desde el principio mostramos el interés de su integración y también el sector ambiental, de hecho en el comité de expertos nombrado por el Consejo General de Veterinaria de España se respeta esa norma.
El presidente de los veterinarios españoles hablaba de ocuparse de los animales con mascarillas y guantes, ¿se pueden contagiar de Covid-19 las mascotas?
Ya ocurrió cuando el Sars y la Gripe Aviar, si conviven estrechamente con un ser humano que padece la infección, se han producido algunos episodios singulares de contagio, sin mayor transcendencia. Un estudio de la Revista Science explica que hurones y gatos manifestaron la capacidad para infectarse en condiciones experimentales, pero no hay evidencia de que gatos enfermos hayan transmitido la enfermedad en condiciones normales ni a otros animales ni a humanos. Ha habido dos perros y dos gatos infectados, en uno de ellos con escasa presencia de síntomas críticos y en otros intrascendentes. Se hizo un estudio con perros callejeros en Wuhan y se detectó la presencia de anticuerpos en un 15 por ciento, lo que puede significar que el virus está circulando en el ambiente, pero mientras no existan más evidencias la situación está vigilante. Si los propietarios de animales están contagiados tienen que tratarles con la misma precaución con la que tratarían a otra persona, y si por casualidad manifiestan algún tipo de síntoma también deberían somerterse a una cuarentena. Hay que trasladar total tranquilidad y mucha vigilancia, porque tras un mes largo de cuarentena solo ha habido tres o cuatro casos.
En 2019 usted ofreció una conferencia centrada en los murciélagos, ¿se podía predecir una situación como esta?
Los murciélagos ya nos advirtieron en situaciones anteriores, como en el Sars de 2002 o el Mers de 2012, así como un tercer caso en el que desde el murciélago un coronavirus saltó al ganado porcino con una mortalidad importante. Los murciélagos son una especie muy diversa que alberga centenares de virus en unas condiciones muy peculiares. De hecho, un investigador de prestigio apunta que mantienen no menos de 500 especies de coronavirus, lo que pone de manifiesto que son una fuente de infección probable. De ello hay que entresacar que todo lo que viene después es importante, pero también vigilar lo que ocurre al principio, para evitarlo, porque ellos no se meten con nadie.
¿Se podría haber evitado esta situación con más vigilancia sobre los murciélagos?
No es que se pudiera haber evitado, pero muchos advirtieron de que podría suceder y realmente hubo tres señales anteriores de salto de especie de murciélago a hombre, por muy excepcionales que fueran. Para que suceda algo como esto, tienen que coincidir muchas circunstancias que se producen seguramente no por casualidad, sino porque la civilización que hemos creado y la facilidad de las comunicaciones hace que lo excepcional a veces tenga facilidad para ocurrir.
En la conferencia del pasado año usted expuso también el concepto de zoonosis, ¿en qué cosiste?
Se refiere a enfermedades que se transmiten de forma natural entre animales vertebrados y el hombre y también al revés. Cuando se hablaba hace muchos años del origen de las enfermedades, el dato más aproximado era de más de 1.400 y pico patógenos humanos y el 60 por ciento eran de procedencia animal, por lo tanto zoonosis. De estos, hasta el 75 por ciento eran emergentes, como ahora, que estamos ante un agente de zoonosis emergente, un patógeno nuevo no descrito con gran difusión y una letalidad baja del diez por ciento, porque si fuera alta enseguida se cortaría. El problema es que mata mucho pero sobre muchísimos afectados, si tuviera un porcentaje como el Ébola del 60 por ciento, la difusión sería mucho más ralentizada. Además, es un virus ARN, un tipo de ácido nucléico menos habitual que el ADN, por lo que tiene gran capacidad de mutación, se difunde muchísimo.
Como experto, ¿cómo se podría atajar este virus?
Hasta que no se disponga de una vacuna eficaz, hay que aplicar medidas preventivas en el sentido de vigilancia y contención. Lo más importante es ir por delante de la epidemia, tratar de establecer su dimensión y para eso hacen falta diagnósticos, los famosos métodos de laboratorio, porque el clínico es difícil hasta que no aparecen los síntomas graves. Se necesitan pruebas masivas al mayor porcentaje de la población para poder dividirla en tres grandes grupos, portadores asintómaticos que están contagiando, los que están padeciendo la enfermedad en distinta gravedad, es decir, con cuadro clínico, y saber los que ya están curados. En cuanto se conozca eso con detalle se podrían establecer medidas racionales para tratar de aislar portadores o liberar a quienes están sanos.
Dice que lo importante es ir por delante de la epidemia, ¿se ha logrado eso en España?
Hemos tardado mucho en despertar y se ha perdido un tiempo precioso, en algunos casos desoyendo algunas llamadas que se estaban haciendo sobre lo que ya estaba ocurriendo en China o Italia, por lo que los primeros días de marzo que fueron cruciales. Cada vez se está sospechando más de que realmente los primeros casos aquí no se produjeron en febrero, sino que podría haber estado circulando antes y se pudo confundir con una gripe u otros tipos de proceso, de manera que se presume un porcentaje alto de población en contacto con el virus desde el mes de enero.
También habla de la importancia de lograr una vacuna, ¿cuál es la previsión para su obtención?
A mí me parece que los científicos chinos, en cuanto aislaron el virus, pusieron a disposición de la comunidad científica internacional información valiosísima, porque aislaron y secuenciaron su material genético. Entre 50 o 70 grupos trabajan en una carrera desenfrenada para tratar de conseguir lo más rápido posible una vacuna y aunque la tecnología de la que se dispone ha acortado el tiempo para tratar identificar un antígeno vacunal seguro y eficaz, por rápido que corran, los tiempos necesitan consumirse y los gobiernos tienen sistemas garantistas para ponerla de modo seguro. Ya hay ensayos en humanos voluntarios, después vendrán los de eficacia. El proceso va muy bien, los que están dando resultados dejan ver que las propuestas son seguras, ahora tienen que ser eficaces, algo en lo que se va a tardar un año o más. También trabajan en la vacuna varios expertos de España con el investigador Luis Juanes y su grupo, que utilizan métodos diferentes, y se han sacado convocatorias de proyectos subvencionados para estimular ideas e incentivar el ingenio.
¿Qué se debe hacer hasta que llegue esa vacuna?
En tanto, se están probando antivirales de eficacia probada en el caso de otros virus, que serían la solución inmediata.
Ahora que parece que la situación amaina paulatinamente, ¿podría reproducirse, por ejemplo, el próximo otoño?
Es muy posible y para ello hay un primer precedente en la mal llamada gripe española del 18, por eso son necesarias las pruebas masivas, porque no sabemos cuánta gente está infectada sin síntomas o cuánta ha pasado la enfermedad. Ese espectro es una pequeña gran incógnita y aunque la época estival normalmente favorece la distancia entre la gente por una razón climática, es más favorable que cuando viene el tiempo frío la gente se agrupe. Será una cuestión que tengan que valorar los expertos que hacen la gestión de esta crisis para prevenir las situaciones de riesgo. No es ni mucho menos descartable que la situación se reproduzca y eso es algo que los gestores de la crisis deben tener presente.
¿Qué le diría a los gestores de esta crisis? ¿Qué se ha hecho bien y qué se podría haber hecho mejor?
Se podría haber tomado buen ejemplo de lo que pasaba en otros países. Debería haberse mantenido desde el principio la situación con un mejor diagnóstico si el virus circulaba desde enero y se podría haber adelantado el confinamiento. Se podría haber tenido capacidad para resolver más rápidamente la logística, los sistemas que se refieren a pruebas de deiagnóstico o la disponibilidad material de protección para evitar las imágenes que hemos visto de sanitarios en primera línea haciéndose “epis” con bolsas de basura, que es algo lamentable. No sé si con otra mentalidad se podría haber mejorado, pero igual con la participación de veterinarios, que tienen que estar muy atentos a que no entre un patógeno en una explotación animal intensiva, estas situaciones que están ocurriendo en los hospitales o residencias de ancianos se podrían haber evitado, algo que supone el modelo de bioseguridad en sanidad animal.
Desde principios de este mes forma parte del comité de expertos que asesora a la Junta de Castilla y León para abordar la crisis del Covid-19, ¿ha participado ya en alguna reunión?
He participado ya en tres reuniones. Se está haciendo mucho trabajo en relación con cuestiones asistenciales para salvar vidas, también en cuestiones de diagnóstico para tratar de disponer del eterno debate de sensibilidad y especifibilidad, porque si haces una prueba buscas que sea al cien por cien sensible y específica para que no haya resultados falsos. Para nuestra desgracia, casi todos los países estamos dejando con mucha alegría todo en manos de China, si necesitamos robots, test o mascarillas los pedimos a China, tenemos una dependencia tremenda. En este sentido, se podría haber mejorado mucho, porque además aquí hay industrias punteras.
¿Tiene alguna propuesta concreta para la Junta respecto a la gestión de esta crisis sanitaria?
Yo participo de las propuestas y en algunos casos he hecho anotaciones o puntualizaciones. Soy un miembro más de la comisión, que habla con voz de la consejera de Sanidad, por lo que no debo ser yo quien lo haga.
Tras más de un mes de confinamiento, ¿cómo se presenta el futuro de la enfermedad?
Ya llevamos un mes largo de confinamiento y esta es una de las medidas que está demostrando eficacia, pero es difícil hacer valoraciones de lo que pueda pasar, el futuro casi se hace constantemente. Si es verdad que el virus ha circulado en grado extremo y que la mitad de la población ha tenido contacto con él, esto sería muy bueno porque con todo el dolor de los fallecimientos y lo mal que lo han pasado los enfermos, una buena franja de la población podría estar ya inmunizada. De forma natural, si dispones vacunación al 70 por ciento de las personas, esa población inmunizada protege al 30 por ciento que no lo está en una especie de círculo de protección. El futuro es una incógnita, hay que trabajar con rigor, comunicar con transparencia y hacer un esfuerzo conjunto de todos para no relajarse. Por eso el desescalado es muy importante, porque abrir la mano y dar un paso atrás es algo que no nos podemos permitir.