Lo lograste. Conseguiste salir en los telediarios e informativos a nivel nacional. Te faltó, ay, abrir los programas. Pero no te preocupes, si sigues así lo conseguirás. Tienes aún tiempo, edad y conocimiento para llegar a ello. El estrellato. La mujer lideresa. La que manda. La que es más guapa y lista que los demás. El periodista de provincias conoció a una bella joven bastante trabajadora y muy fiel a su jefe, José Manuel Fernández Santiago, que literalmente le abrió las puertas a la gran política regional, a las ruedas de prensa, los viajes, las fotos y cierta notoriedad.
Más tarde, talento y trabajo acumulados, llegó el momento de ser consejera. Fueron años de dura brega y donde realmente se comprobó que la chica era ya una mujer que ya no seguía a nadie, sino que la seguían a ella. Una pequeña corte donde se encontraba realizada y mantenía sus pulsos secretos con otros consejeros y miembros del Partido Popular en su Segovia o en Valladolid.
Y llegó la presidencia de las Cortes. Algo así como el culmen de la carrera política regional. La jefa del parlamento de Castilla y León. Podía ahora hablar de tú a tú al mismo presidente de la Junta y al nuevo presidente del PP regional, al que nunca reconoció a su mismo nivel, la verdad sea dicha.
Así transcurría la legislatura, la de la pérdida de la mayoría absoluta, la del Gobierno con la venia de Ciudadanos en temas concretos y la del cambio de etapa o ciclo a nivel político del centro-derecha de Castilla y León. Era tu momento.
Traicionaste a Toño Silván, el elegido por Herrera como sucesor, cierto que de una forma tardía, estúpida y torpe. Tú te fuiste al equipo contrario, a los más jóvenes y que suponían la renovación. Con tu bagaje tenías que estar ahí, de segunda o de tercera como mucho. Pero no te salió y desairada te volviste naranja.
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