El Bierzo ha perdido a César Gavela, uno de sus cronistas más lúcidos , entrañable y de prodigiosa memoria. Quien, desde hace décadas, nos ha obsequiado con ilustrativas columnas en la prensa provincial, escrita y digital , evocando en ocasiones acontecimientos y personajes de gran raigambre social. También, la mayoría de las veces, honrando la memoria de individuos anónimos que vivieron su vida en el aura de la autenticidad , de un modo libre en tiempos poco propicios y que protagonizaron gestas sencillas , pero a los que César Gavela convirtió en héroes , aunque sólo fuera por un día.
Se ha ido demasiado pronto un gran escritor, con una numerosa y versátil obra, que fue muy reconocido y premiado con importantes galardones literarios . Un autor vocacional del que emana una prosa que roza la excelencia; cuyos textos fluyen, te atrapan y emocionan siempre.
A la escritura dedicó César Gavela las horas más felices de su vida, en abierta rivalidad con su exitosa vida familiar, en la que sus padres Julio y Milagros , su hijo Alejandro y Mariló ocuparon el centro principal , junto a sus cuatro hermanos, quienes le acompañaron admirablemente en los últimos tiempos de la larga enfermedad.
Pero César Gavela fue, además, un ciudadano comprometido y un destacado protagonista de la vida cultural de la ciudad en que residió la mayor parte de su vida, Valencia, donde también durante décadas publicó columnas en la prensa local , participó asiduamente en programas de difusión cultural y , en su condición de jurista, trabajó durante más de tres décadas de funcionario adscrito a la Generalitat Valenciana, desempeñando importantes responsabilidades en el ámbito jurídico y como gestor cultural.
Nos ha dejado un gran observador , un hombre culto, afable y enormemente bondadoso, que tuvo la oportunidad de conocer y tratar a grandes personalidades de la cultura de los últimos cuarenta años y que hasta el último momento atesoró mil y una anécdotas que contar, todas ellas regadas con el más irónico sentido del humor. Un conversador brillante siempre.
Las personas que tuvimos el privilegio de quererte y compartir contigo inefables momentos de felicidad nos sentimos ahora huérfanos de tu persona, sabiendo que va a ser todo un aprendizaje de vida el resignarse a no tener más noticias tuyas. Sirviendo como único alivio el refugio en tu cálido recuerdo y volver una y otra vez a la lectura de tus libros para reanudar el diálogo interrumpido; lugar donde siempre te vamos a encontrar.
Raquel López-Gavela Noval