La SRJ (Sociedad Recreativa de Jóvenes) de Hospital y Puente de Órbigo ha llegado a los 100 años con buena salud. Esta asociación que, en febrero de 2022, cumplió su centenario, reúne este sábado, 3 de diciembre, a las viejas glorias y las nuevas hornadas de jóvenes en la fiesta de ‘cumpleaños’, en la que, a partir de las 21 horas, pinchadiscos y dj’s se subirán al escenario de la sede, que en sus buenos tiempos fue una de las discotecas con más tirón en la Ribera.
La longevidad de la Sociedad Recreativa de Jóvenes es el fiel reflejo de cómo en este municipio del Órbigo ha calado profundamente la huella de Francisco Fernández Blanco y Sierra Pambley, el filántropo que a finales del siglo XIX creó la fundación que ha educado a varias generaciones en Hospital y Puente. La centenaria SRJ fue creada por Felicísimo González del Campillo, el director de aquella escuela, al darse cuenta del potencial que el asociacionismo tenía en este rincón de la comarca bañada por el río Órbigo, no sólo con fines pedagógicos sino también en el incipiente sindicalismo agrario con la asociación de agricultores ‘La Unión’.
La clave del éxito de la SRJ ha sido la manera en la que ha sabido ir adaptándose al paso del tiempo. En 1922, nacía con el objetivo de “proporcionar instrucción a los asociados por medio de veladas nocturnas durante el invierno (algo así por el estilo de la Escuela nocturna de adultos) por conferencias o disertaciones común de libros instructivos, revistas, periódicos, etc. etc.”. Así ha quedado reflejado en el reglamento de fundación en el que se hacía hincapié en la “moralización e instrucción o introducción de buenas costumbres, ya sea por medio de libros, consejos, amonestaciones, ya sean generales o particulares y hasta imponiendo multas”. Eran otros tiempos, no cabe duda, cuando en el tejido social era tan importante el carácter “benéfico” como el “moral y de regeneración de costumbre”.
Los redactores del documento fundacional también dejaron margen para el asueto y establecieron que se podían organizar “distracciones recreativas, tales corno bailes honestos, representación de los mismos socios de comedias morales e instructivas, iniciar juegos útiles, así como el de la pelota, las bolas, la barra, etc. etc.”. Este ‘margen de maniobra’ lo entendieron a la perfección los nietos de los fundadores de la SRJ al hacer su propia interpretación del juego de la barra. Aquel deporte popular muy extendido por España de competir lanzando barras, las nuevas generaciones lo cambiaron por la barra de la discoteca, donde primero los ‘ye-yes’ y más tarde la fauna de rockeros y pop’s han practicado con ahínco el ‘deporte’ del cubata, una ‘disciplina’ que, por cierto, ha supuesto el sustento económico de la asociación.
Perdurar en la historia
Los ‘puretas’ del pueblo debieron echarse las manos a la cabeza (¡ay si don Felicísimo se levantara de la sepultura!) cuando en los estertores de la dictadura franquista, la juventud comenzó a interpretar a su manera el reglamento. No cabía ninguna duda, el artículo 8º del reglamento dice bien claro que “estará terminantemente prohibido a todos los socios el blasfemar, cantar cantares indecentes, practicar actos que den motivo a escándalo, etc,, en sitios públicos, tales corno la plaza, calles, cafés, tabernas, bailes, etc.; por practicar cualquiera de los actos citados, la junta Directiva, impondrá y cobrará al asociado, la cantidad de cincuenta céntimos, por cada vez y cada una de las faltas expresadas que corneta”. Pero gracias a esa transformación y permeabilización del ‘espíritu de los tiempos’ la SRJ ha sobrevivido.
El reglamento fundacional es una pieza exquisita para la historia de Hospital y Puente de Órbigo. Gracias al artículo 17 se entiende la aceptable salud económica que ha tenido la SRJ. En este artículo se explica qué constituye el capital social: además de la cuota mensual y de entrada, las arcas de la asociación se beneficiaban de ‘los pitos’ que “los constituyen la cantidad voluntaria, que da, según costumbre tradicional. el forastero que se casa con una joven del pueblo”, o de los “derechos llamados ‘cuartillas’, consistentes en dos pesetas que según costumbre general y antigua en la región, abonan todos los solteros que vienen al pueblo en calidad de criados de servicios, dependientes de comercio, etc. En el caso de que después de estar cierto tiempo en el pueblo se marchase y volviese al año siguiente, volverá a pagar de nuevo”.
Por la SRJ han pasado hijos del pueblo y forasteros, una unión que destacan en el Ayuntamiento de Hospital orgullosos y agradecidos de que aún perviva esta asociación cuya sede sigue siendo la discoteca ubicada al lado del frontón, muy cerca del puente jacobeo que une las dos localidades del municipio. El alcalde y socio, Enrique Busto, felicita a “todas las generaciones que han hecho posible que la SRJ mantenga una excelente salud”.
La junta directiva de la SRJ tendrá que taparse los ojos en la fiesta del centenario porque el reglamento es muy claro al respecto: “también estará prohibido permanecer en las tabernas, cafés y otros establecimientos públicos después de las diez de la noche, y el que cometiere cualquiera de los actos citados, será castigado con la multa de cincuenta céntimos”. Si la fiesta empieza a las 21 horas es probable que todos y todas tengan que ‘apoquinar’ los 50 céntimos. Esta noche la Sociedad Recreativa de Jóvenes seguro que hace caja.