Castrillo de los Polvazares, entre los 100 pueblos más bonitos de España

La localidad maragata y Peñalba de Santiago, en el Bierzo, se encuentran en la lista de enclaves rurales imprescindibles para una escapada, elaborada por National Geographic
Castrillo de los Polvazares
Castrillo de los Polvazares. / AD

Dos pueblos leoneses, uno de ellos de nuestra zona, se encuentran entre los 100 más bonitos de España según la revista Viajes National Geographic. Los expertos de esta revista han seleccionado los enclaves rurales imprescindibles para una escapada y que esconden, en su pequeño tamaño, grandes historias.

En la Maragatería podían haber sido muchos pero el galardonado ha sido Castrillo de los Polvazares. El otro bonito pueblo leonés es Peñalba de Santiago, en el Bierzo.

Castrillo de los Polvazares

Imprescindible si visitas Astorga, Castrillo de los Polvazares se encuentra en el puesto 12 de 100. La revista destaca el verde de puertas y ventanas y un marrón rojizo presente en los muros de las casas contrasta con el cielo azul y otorga a esta localidad la aparente condición de haberse detenido en el tiempo. Situada en la comarca de la Maragatería, sus calles empedradas de acabado irregular interpelan al visitante desde otra época, aquella en la que los arrieros eran los habituales del lugar. Hoy siguen llegando hasta aquí peregrinos del Camino de Santiago buscando un descanso antes de emprender las etapas finales. El trazado original discurre por el puente viejo y sigue por la calle Real, descubriendo un auténtico pueblo maragato.

Algunas de sus casas arrieras conservan los escudos familiares sobre las puertas, la mayoría con una entrada amplia que permitía el acceso de los carros. Estas viviendas típicas fueron construidas con gruesos muros que protegían y atemperaban el interior.

Peñalba de Santiago

National Geographi califica este pueblo como un puñado de casitas de piedra coronadas por techos de pizarra y agrupadas en mitad del valle del Silencio, en pleno Bierzo leonés, dibujan la idílica imagen con la que Peñalba de Santiago recibe al viajero. Quienes llegan hasta aquí encuentran un entorno privilegiado que ofrece la tranquilidad y el silencio que promete el topónimo de su entorno. Según la leyenda, san Genadio (865-936), fundador del pueblo, en su búsqueda de aislamiento mandó callar las aguas del río Oza con un golpe de bastón. Hoy, se pueden visitar las cuevas donde se dice que encontró su lugar de retiro.

De la belleza de este pequeño pueblo disfrutan a diario sus apenas 15 habitantes. Las construcciones del casco antiguo son un ejemplo de la auténtica arquitectura tradicional berciana, aquí presentadas en un entramado de callejuelas que discurre entre empinadas pendientes. La diminuta iglesia del siglo X, cuya hermosa entrada está precedida por un doble arco de herradura, exhibe elementos propios de la época musulmana, convirtiéndola en una pequeño tesoro del arte mozárabe.