A. J. García Nistal Tal y como adelantó al principio del verano este periódico, el desenlace trágico -asesinato u homicidio- ha sido la única hipótesis con la que ha trabajado la policía en el caso de la peregrina americana desaparecida en el Camino de Santiago en abril, Denis Thiem, si bien por prudencia nunca públicamente se han dado por cerradas otras posibilidades. Sin embargo, los claros indicios siempre han apuntado a un secuestro por fuerza y presunta muerte a manos de alguien del lugar entre Castrillo de los Polvazares y El Ganso.
Propias fuentes de la investigación informaron en mayo al DIARIO DE ASTORGA-ASTORGA DIGITAL que “temían que con el paso del tiempo la principal prueba, esto es, el cuerpo, fuese cada vez más difícil de hallar”. Enterrado, arrojado a un pozo o incinerado con visos de eliminar todo rastro han sido las hipótesis que más fuerza han centrado y centran la búsqueda. El respeto a la familia y el deseo de no entorpecer la investigación han hecho que el silencio oficial haya sido máximo.
Sin embargo, nuevos indicios han cerrado prácticamente el cerco en torno a un solo sospechoso. Se trata de un vecino del lugar, que al parecer vive solo, con problemas psiquiátricos y de conducta que ya le había llevado a tener problemas con otros vecinos. “Llegó a matar perros de vecinos, envenenar e intentar acabar con caballos y discutir con gente”, afirman éstos. Este periódico tiene ya el nombre y datos del sospechoso, pero de acuerdo con la fuente respeta el ‘off the record’.
La ayuda del FBI y la llegada de especialistas de la Policía Nacional viene motivada por nuevas pistas que permitirían el hallazgo del cuerpo de la peregrina, Denise Thiem, con lo que las pruebas de alto nivel científico se hacen necesarias.
El caso ha cobrado dimensiones internacionales y está siendo objeto de seguimiento en todos los medios de comunicación nacionales.