La consejera de Sanidad, Verónica Casado, alertó hoy sobre el aumento de la incidencia de COVID-19 en Castilla y León, tras notificación desde el pasado viernes de 932 nuevos casos, con una incidencia al alza, con 96,2 por cada 100.000 habitantes a siete días, y con 147,23 a 14.
Es más, explicó que en Ávila la incidencia es ya muy alta, mientras que la provincia de Soria se sitúa en el polo contrario, y que la tendencia en el conjunto de la Comunidad es creciente.
“Nos preocupa la situación de incremento epidemiológico”, incidió, para precisar que, si bien, el impacto de la vacunación está teniendo sus efectos sobre la gravedad de la enfermedad, que ha permitido reducir un 90 por ciento las tasas de mortalidad, así como en un 80 por ciento los ingresos.
Casado, que realizó estas declaraciones tras presentar el proyecto de telepresencia en Castilla y León, incidió en que el COVID-19 sigue circulando, por lo que insistió en la importancia de mantener las normas de higiene, ya que la vacuna no evita la enfermedad, y en el uso de la mascarilla en lugares cerrados.
Por lo que respecta a la evolución de la administración de las terceras dosis en combinación con la vacuna de la gripe, explicó que avanza a buen ritmo, y que a medida que se concluye con los mayores de 70, se abre puerta a la vacunación antigripal del resto de grupos.
A falta de conocer los datos epidemiológicos de esta semana, la incidencia de la gripe es similar a la de la temporada anterior, por debajo del umbral epidémico, algo que suele superarse a finales de diciembre y durante las primeras semanas de enero.
De momento, descarta abrir de nuevo los centros de vacunación masiva, algo que podría hacerse cuando se tengan que inmunizar a grandes grupos de nuevo, por ejemplo si al final la Comisión de Salud Pública opta por las terceras dosis a partir de los 60 años y para profesionales sanitarios. Pero primero se tendrá que tomar la decisión y luego decidir si es lo mejor es centralizar estas dosis.