La reunión telemática mantenida ayer entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Pablo Casado, deja entreabierta la puerta a la esperanza de que, al final, haya acuerdos de Estado para encarar la reconstrucción de España, una vez vencida la pandemia del coronavirus. No serán unos nuevos Pactos de La Moncloa ni nada parecido, pero está bien que para eliminar desconfianzas se haya elegido el Parlamento como escenario del diálogo. Habrá comisión parlamentaria de todos los partidos. Bien, pero ojalá no se caiga en la tradición muy española de crear una comisión parlamentaria para dar largas y enterrar la cuestión a debate.
A la espera de que se concreten propuestas para la reconstrucción, en León reina una cierta calma tensa. En Diputación se perfila cada vez más el modelo presidencialista de gestión. El presidente es el que coordina hasta las labores de desinfección que las brigadas provinciales llevan a cabo por toda la provincia y el presidente es el que nombra, por ejemplo, al periodista y escritor leonés Emilio Gancedo como nuevo director in pectore del Instituto Leonés de Cultura (ILC). Un nombramiento, por cierto, excelente, atinado, oportuno y acertado. Gancedo representa la nueva generación de intelectuales leoneses en la que tantas esperanzas hay depositadas. Además de periodista y escritor es un conocedor y analista del problema de la despoblación y el envejecimiento (la España vaciada), que tan gravemente afecta a la provincia.
Gancedo es un profesional serio, riguroso, preparado, comprometido, crítico, con gran conocimiento de la realidad que le rodea, de la provincia y de las placas tectónicas políticas que gobiernan León desde hace unos años. Se da por hecho un perfecto entendimiento, aunque solo sea por compartir generación e inquietudes culturales, con el diputado del área, el arquitecto y también joven Pablo López Presa, quien hasta ahora ha dirigido el ILC con acierto.
Al otro lado de la plaza, en la Casa de Poridad de León, su titular, Diez, ha tomado, también con carácter presidencialista, una dura pero lógica decisión: la suspensión de las fiestas patronales de San Juan y San Pedro del próximo mes de junio. Una decisión esperada pero triste. La verdad es que ni la capital ni la provincia están para muchas fiestas. El informe que el Banco de España daba a conocer ayer deja un sabor muy amargo: la economía nacional caerá en un 13% y el paro podrá subir a final de año hasta más allá del 21%.
Tremendas previsiones, que en el caso de León, pueden ser aún peores dada la dependencia de la economía provincial de sectores como el Turismo, la Hostelería, el Ocio y el Comercio, que no recuperarán la actividad normal hasta dentro de muchas semanas y de una forma progresiva. No habrá, pues, recuperación económica rápida.
Por eso se echa en falta en León una alternativa a la fracasada y sobrepasada por las circunstancias Mesa por el futuro de la provincia. Alguien debería ir pensando, planificando, organizando y sentando las bases de la reconstrucción de la economía provincial y, sobre todo, de su reindustrialización. Si el PP y PSOE –y el resto de partidos parlamentarios-son capaces de sentarse ya, en estos momentos, a hablar del futuro a nivel nacional ¿por qué no lo van a hacer en León? Pregunto.