Jose Luis Barreales Borjas Martín ya es historia en el Atlético Astorga. ¡Y de las buenas! Máximo goleador astorgano del primer curso en la categoría de bronce, su carácter afable, su compromiso al entrenar al equipo juvenil verde, la anécdota de la bendición de las botas por Don Blas… le han convertido en un futbolista de los que dejan huella. En La Eragudina siempre se le recordará con una sonrisa, casi imposible será encontrar a alguien que tenga una mala palabra sobre el canario.
“Estoy muy agradecido a Sagrario por el trato que siempre tuvo conmigo, a Carlos Tornadijo, que fue quien confió en mí y me trajo a Astorga, y a Pepe Calvo por seguir confiando en mí a pesar de los momentos difíciles. Ha sido el club que me ha dado la oportunidad de demostrar que valgo para Segunda B, que puedo ganarme la vida con el fútbol”, asegura Borjas con un tono que refleja esa gratitud de la que habla.
Después de la gran campaña que protagonizaba el canario defendiendo la elástica verde estaba claro que la entidad maragata tendría difícil retenerlo, pero tras irse al traste alguna de de las propuestas que el delantero tuvo sobre la mesa se especuló con su posible renovación, pero la llegada de Antonio Pino le había cerrado las puertas del equipo que ya dirige Álvaro García. La búsqueda de nuevo destino “se ha alargado mucho, no es fácil decidir, las negociaciones siempre se complican, pero creo que al final he acertado”, afirma un Borjas que “siempre” tuvo en mente “poder acabar en Astorga; pero al final el Pontevedra es quien más ha apostado por mí y ahora sólo espero devolvérselo en el campo”.
El ya exjugador astorgano tiene claro que “volver a La Eragudina será un momento muy especial, va a ser muy duro volver allí con otra camiseta. Al dejar el Astorga mi primera opción era cambiar de grupo, pero luego… el fútbol tiene estas cosas”.
Analizando ya su llegada a un histórico como es el Pontevedra, el canario considera que “al salir de Astorga quería buscar un club más profesional, en el que pudiese entrenar tanto de mañana como de tarde, y, también, llegar a una ciudad más grande para poder así estudiar en la universidad. La suma de esas características me ha llevado a Pontevedra”.