A la hora de escribir esta columna acaba de llegar la confirmación oficial del llamado Ministerio de Transición Energética del cierre de la central térmica de Anllares. Un complejo de producción de energía eléctrica con carbón que llegó a tener más de 500 empleos directos y el doble de indirectos con empresas auxiliares. Ahora los 70 trabajadores que quedan se dedicarán al desmontaje y al consabido sistema de traslados o prejubilaciones o el desempleo.
La semana pasada se confirmó oficialmente por parte de la empresa de capital italiano que Endesa cerrará en poco más de un año su central térmica de Cubillos del Sil. En este caso la producción eléctrica combinaba la fuerza hidráulica con la quema de antracita. Endesa fue fundada en Ponferrada en el régimen anterior y llegó a ser el corazón de la comarca berciana por su implicación social, patrocinio y un sinfín de connotaciones más. Daba empleo a más de 1.200 obreros y a 3.000 en empresas auxiliares, transportes y demás. Actualmente ha comunicado a sus 170 empleados que traslado forzoso a la central gallega de As Pontes, prejubilaciones o al paro puro y duro. Algunos de los empleados auxiliares están protagonizando una marcha a Oviedo para entrar en las mismas condiciones que los de la plantilla oficial.
La minería ha terminado oficialmente, aunque la fecha oficial sea el 31 de diciembre del año en curso. Quedará uno o dos pozos abiertos para suministrar las calefacciones domésticas que aún perduran. De más de 10.000 empleos directos que llegó a tener ahora apenas han terminado su tarea 200 más los 400 indirectos cuyas empresas de suministros, talleres, transportes y demás dejan de trabajar. La Ciuden, de la que hablamos la semana pasada, ha pasado de 200 a menos de 100 empleos directos.
¿Qué partido político o Gobierno tiene la culpa? Ya da igual. La sensación de fin en el Bierzo es general.