Elena F. Gordón/ ICAL Compuso sus primeros versos -sobre un paseo por el campo- a los cinco años, cuando su maestra mostraba signos de preocupación por la tardanza que veía en él para iniciarse en la lectura y en la escritura. Javier de la Rosa Hernández Abrante, nacido en La Laguna (Tenerife) hace 65 años, es candidato al Premio Nobel de Literatura 2015 a propuesta de la Asociación Internacional de Escritores y Artistas -IWA-; una nominación, afima, de la que aún no acaba de recuperarse “porque es un logro en sí para cualquier escritor. Lo demás queda en el azar, es una meta ya conseguida”.
Ha tenido que pasar más de un siglo desde que otro canario, su admirado Benito Pérez Galdós, fuese aspirante al Nobel de Literatura (año 1912), recuerda este escritor, poeta y artista plástico vinculado a la provincia leonesa desde que la vida le puso en el camino a Charo Alonso Panero, sobrina-nieta del poeta Leopoldo Panero. “Nos encontramos, nos enamoramos y nos casamos”, resume este hombre que se define como “un gran sentidor” y que afirma que su lema es “ser buena persona”.
En una trayectoria vital que a los 25 años le dejó sin su primera esposa y el bebé que esperaban, asegura que la escritura ha sido su “gran compañía, la que nunca me ha fallado” y no duda de que “la vida es bellísima a pesar de todos los avatares”. Desde que se jubiló en marzo del pasado año le dedica aún más tiempo a su labor literaria que compagina también con su papel como miembro del Parlamento Mundial de Seguridad y Paz de las Naciones Unidas. Trabajador incansable, su entrega es lo que le ha llevado a los éxitos cosechados hasta ahora, entre los que no faltan reconocimientos de distintos países del mundo.
En dos municipios de la provincia leonesa, Astorga y Valderrey, la candidatura al Premio Nobel ha sido recibida con júbilo. Javier de la Rosa eligió ambos como destino de una importante colección de obras de arte. En total, 400, repartidas a partes iguales. “Van desde tapices, esculturas, dibujos o pinturas hasta material arqueológico”, detalla la alcaldesa de Astorga, Victorina Alonso, quien le define como “un hombre del Renacimiento, que abarca todas las artes, muy culto y con el que es un lujo hablar”. El Ayuntamiento editó en 2002 el libro de De la Rosa titulado ‘De Astorga y el poeta’ y rehabilitó y abrió en el año 2011 la que fue residencia familiar de Leopoldo Panero en Astorga, donde se aloja el legado que el candidato a Nobel quiere compartir con la villa.
“Le tenemos un gran afecto y quiero trasmitirle nuestra felicitación y agradecerle que esté pendiente de Astorga y venga siempre hasta aquí, donde cada verano tratamos de organizar actos alrededor de su presencia”. Una presencia que también tiene como ‘disculpa’ el desarrollo de las actividades de la Cátedra Cultural de la Universidad de La Laguna que él impulsó. Este año, adelanta, acercará a Astorga la obra de un importante pintor de la vanguardia actual “y para Valderrey también habrá otra parte”.
Es precisamente Valderrey el otro destino leonés de su colección de arte. Su alcalde, Gaspar Cuervo, también está agradecido por la cesión de unas piezas de las que estos días se muestra una parte en la sala de exposiciones del Ayuntamiento que lleva su nombre. “Vamos exponiendo cada trimestre parte de la colección pictórica que nos ha cedido; la mayor parte es pintura de todos los estilos y técnicas y también hay escultura”, comenta. “Somos un municipio pequeño y es una satisfacción enorme porque se ha portado de manera extraordinaria”, destaca.
El Ayuntamiento organiza cada verano la denominada ‘Tarde Mayor entre Encinas’ en recuerdo y homenaje a la figura de Leopoldo Panero y su familia, que se desarrolla en la finca de la localidad de Castrillo de las Piedras donde falleció el poeta en agosto de 1962. De la Rosa conocía a Panero “de los estudios de filología en la Universidad” pero nunca pudo pensar hasta dónde llegaría su implicación con su obra, con su familia y con la tierra que le vio nacer.
El autor canario que simultanea la poesía, el teatro y otros géneros literarios acaba de terminar un volumen de poesía dedicado a las hadas inglesas, con dibujos de su mujer, “que es una gran ilustradora” y que se presentará en la Feria del Libro de Madrid. Ahora se merece “un poquito de descanso pero quiero finalizar unas obras de teatro variopintas que tengo ahí aparcadas” y subraya que piensa seguir trabajando “hasta al final”. Su anterior libro, ‘La cruz del río Paraguay’, basada en el vida del jesuita José de Arce, se publicó en versión digital.
La Asociación Internacional de Escritores y Artistas, IWA -que integra a más de 1.500 escritores y artistas de distintas disciplinas-, argumentó para presentar la candidatura del canario al Nobel 2015 la gran cantidad de galardones internacionales y su arraigo en las letras mundiales, además de elogiar su estilo poético de verso libre, “estando toda su obra poética teñida de introspección y una tierna musicalidad lo que configura una expresión literaria única en el mundo”.
Antes de que el primer jueves de octubre se conozca el nombre del ganador del prestigioso galardón, Javier de la Rosa volverá a una provincia de la que se declara enamorado con “manos abiertas y corazón abierto”. “En La Sequeda, en Valderrey hay una paz, unas estrellas, que tililan de una forma… soy un enamorado de la Maragatería”, comenta y añade desde su residencia canaria que cuando visita León “el espíritu se expande. Las islas son como pequeñas cárceles”. “No he visto nevar”, confiesa como una de sus asignaturas pendientes en la tierra que, en la distancia, celebra su candidatura.