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María de las Nieves Morán Morán descansa sentada en su silla de madera, a la sombra de una parra a punto de explotar en uvas, acariciando la portada de ‘Mi libro de historias de la Biblia’ que le gusta leer en estas largas y calurosas tardes de verano del pueblo de Tejados -en el municipio de Valderrey-, en el pequeño patio de la casa que la vio nacer, comprada por su padre nada más regresar de sus estancias en Cuba y Argentina.
No han sido igual de tranquilos los 36.500 días que está a punto de cumplir. Porque María de las Nieves Morán Morán llega a su centenario en un estado de salud aceptable pero, sobre todo, con una cabeza llena de recuerdos nítidos. Y de ellos destaca que “he trabajado mucho, he estado muy cautiva, aunque ahora ya no hago nada más que dar conversación y de la vida que yo he visto a la de ahora…”.
Se refiere Nieves a una existencia de trabajo y más trabajo en el duro campo de este pueblo de la Sequeda. Ya desde muy pequeñita, con seis años, cuenta la protagonista, cuando se encargaba de pastorear las ovejas y “pedía algo más de merienda para darles un bocado, luego me seguían a todas partes, hasta que un día me dormí y ellas se durmieron a mi alrededor”.
“Mi vida no ha sido más que el campo, segar a hoz y gadaña, la ganadería, engabitar, atar, amorenar, sembrar garbanzos o cantudas” -una legumbre pequeña también denominada muelas-, pero haciendo balance, Nieves reconoce que “ha sido una vida muy buena” y además en un tiempo en el que Tejados tenía auténtico dinamismo.
“Mi padre tuvo una cantina aquí, iba por los pueblos a vender y como no sabía ni leer ni escribir traía de memoria lo que tenía debido y mi madre se lo apuntaba, jamás de olvidó nada”, recuerda María de las Nieves Morán. Ella a la escuela cuenta que “solo pudo ir una hora, cuando me dejaban las ovejas”, pero lo básico lo dominó “gracias a su cabeza y a doña Regina, su profesora, que llegó a cumplir los 106 años”.
Disfrutó de las coplas que le traía su padre de Astorga, de las historias truculentas, de los sucesos o amoríos que aún recita de carrerilla. Toda esa vida tan añorada pasará por la mente de María de las Nieves Morán este lunes 15 de agosto cuando reciba un caluroso homenaje del ayuntaiento de Valderrey y de sus vecinos. El alcalde del municipio, Gaspar Cuervo, se muestra “orgulloso” de su ya cuarta centenaria.
Habrá fiesta “para quién quiera venir, pero yo no les voy a buscar”, bromeaba María de las Nieves. Como detalle le regalarán una placa con su nombre para que identifique su casa de siempre en Tejados con la fecha de tan redondo aniversario. Habrá misa a las seis de la tarde y una merienda posterior para todo el pueblo. Antes disfrutará de una entrañable comida con su pequeña familia: sus dos hijos -Eugenio y Celia-, la nuera, el nieto y el biznieto.
