Elecciones a cara de perro. Este es el panorama que nos espera hasta el 28 de mayo pasando antes por el 28 de abril. Casi nada. Crispación más crispación. Este es el punto de partida de una batalla que se anuncia sórdida. Creen algunos políticos que el vencedor puede dirimirse por el nivel de insultos, descalificaciones y hasta injurias. No, en política no debería estar todo permitido. No. Luego que no se quejen esos políticos de altas abstenciones, desafecciones, pasotismos y brazos cruzados. Es lo que están sembrando.
En fin, habrá tiempo de valorar propuestas –si es que se hacen-, posicionamientos y postureos. Ahora lo que urge es cerrar las listas. Ay, las listas. Ahí está Ciudadanos con un lío tremendo por la decisión de la directiva nacional de meter con calzador a la tránsfuga Silvia Clemente en la cabeza del cartel naranja a la Presidencia de la Junta de Castilla y León. Clemente ha sufrido como San Pablo una caída repentina del caballo y tras perseguir a infieles liberales durante años ahora se pone al frente de su defensa. En fin. Ni lo entiendo ni lo comparto, pero la decisión está en manos de los militantes de Ciudadanos. Ellos sabrán.
En el PSOE leonés hay también estos días un crudo debate en torno a la confección de sus listas al Congreso y Senado. Se hablaba de la ministra Margarita Robles, una leonesa que casi nunca ha ejercicio como tal y que tampoco ha mostrado el mínimo interés por su tierra de nacimiento.
El caso contrario es Ibán García del Blanco, leonés por los cuatro costados, actualmente presidente de Acción Cultural Española (ACE), secretario de Cultura de la Ejecutiva Federal del PSOE y miembro de la Fundación Pablo Iglesias. Desdelos tiempos de Rodríguez Zapatero, pocos leoneses han tenido tanto poder e influencia en el máximo órgano de dirección federal del PSOE y en el Gobierno.
Político leal a Pedro Sánchez hasta el punto de ligar su futuro al del entonces defenestrado y censurado secretario general del PSOE. García del Blanco abandonó la política activa cuando Sánchez fue derrotado y apartado al ostracismo. Luego, cuando decidió volver hasta puso su coche particular a su disposición para recorrer las carreteras y caminos de la España vacía en busca de apoyos para el renacido Sánchez. Sí, en política las lealtades tienen premio. Como lo tienen el sacrificio, el riesgo, el coraje y la coherencia.
Antes de este episodio, García del Blanco había sido concejal del PSOE en el Ayuntamiento de León, diputado provincial y hasta senador por Castilla y León. Ha sido secretario de Organización del PSOE provincial leonés y anteriormente líder de Juventudes Socialistas. Es decir, estamos ante un político enraizado en León, que conoce perfectamente la provincia y a sus gentes, con experiencia demostrada. No hay que olvidar aquel incidente que protagonizó en el Senado cuando la policía le impidió que le entregara un casco de minero al presidente Rajoy como gesto de reivindicación del sector minero que ya amenazaba grave agonía. Nunca he entendido la animadversión de parte del PSOE leonés hacía García del Blanco, cuando se ha convertido en uno de los principales activos socialistas a nivel nacional. Que el PSOE de León tenga a uno de sus líderes pegado a la sombra de Sánchez debería ser una oportunidad y nunca una amenaza. Cendón, que es un político de su tiempo, debería entender que hay sitio y lugar para todos. Seguro.