tradiciones

Astorga regresa a 1808, cuando los 800 de Clavijo hicieron historia

Perandones destaca el trabajo de Arsenio García por poner en valor la historia de la ciudad durante las guerras napoleónicas, un trabajo que afirma que su gobierno continuará

El 14 de julio de 1808, con la Guerra de la Independencia recién comenzada, una tropa astorgana partió hacia Medina de Rioseco, donde se libraba la primera batalla contra los franceses. A este batallón se le denominó ‘los 800 de Clavijo’, un conjunto de nobles y plebeyos que, con valentía, partieron portando el estandarte de dicho nombre. Los soldados regresaron a Astorga vencidos, pero con el pendón en mano, como juraron proteger. Así, el estandarte se mantiene aún hoy entre las paredes del Ayuntamiento de la capital maragata.

Astorga rinde homenaje a estos 800 hombres recreando, cada 14 de julio, este hecho histórico, con el batallón recorriendo las calles más emblemáticas de la ciudad y culminando bajo la placa que les dedicó la bimilenaria con disparos al aire y, posteriormente, con la devolución del pendón a su lugar de recogimiento. Los miembros de la Asociación Histórico Cultural Voluntarios de León han sido los encargados una vez más de representar y honrar a la tropa astorgana que pasaría  a la historia.

El acto ha sido presidido por el alcalde, Juan José Alonso Perandones, que ha querido tener unas palabras para su antecesor en el cargo, Arsenio García, destacando el trabajo de este historiador para la recuperación de los capítulos más importantes de la historia de la ciudad durante las guerras napoleónicas, un trabajo que afirma que el actual equipo de gobierno continuará.

Perandones también leyó unos párrafos del libro ‘Historia de Astorga’, que narran cómo era la ciudad entonces, rodeada de murallas más altas que en la actualidad, y cómo se vio obligada a convertirse en lugar de paso y parada de ejércitos, a los que tuvo que dar servicios y atender a sus enfermos con hasta tres hospitales, en los que los ciudadanos trabajaron desinteresadamente.

También se puso en la piel de los jóvenes reclutados entre las clases humildes para ir a la guerra, en la que en muchos casos fallecían, si bien para ellos acudir bajo una enseña como el pendón de Clavijo era algo de gran calado social.

 

 

 

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