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La noche de este viernes Astorga se llenó de música y fuego para conmemorar a san Juan. La Banda Municipal de Música de Astorga volvió a subir al templete después de tres años y ofreció en el Jardín de la Sinagoga un variado concierto que finalizó con un espectáculo en el que el fuego fue protagonista.
El concierto de la banda, bajo la dirección de Luis Miguel Abello, arrancó con el pasodoble A mi madre, de Roque Baños. A continuación, la Banda Municipal ofreció tres obras procedentes del mundo de la zarzuela, un fandango de Doña Francisquita, de Amadeo Vives, la obertura de de Tambor de granaderos, de Ruperto Chapí y una selección de temas de El trust de los tenorios, de José Serrano.
Con la intención de recuperar una celebración que se hacía en la bimilenaria el último tercio del siglo XIX, la Banda Municipal de Música de Astorga celebró san Juan con las piezas, muy bailables, Historia de un amor, Cuando calienta el sol, Piel canela y finalizó con Desafinado, un arreglo de Naohiro Iwai sobre la canción de bossa nova compuesta por Antonio Carlos Jobim con letra de Newton Mendonça.
Con este concierto inauguró la Banda Municipal la temporada de verano en el Jardín de la Sinagoga donde ofrecerán los correspondientes conciertos cada domingo de agosto y se podrá ver ensayar a la formación musical. Ante los aplausos del público presente, la banda interpretó como bis La vereda, de Óscar Navarro, dedicado al barrio del mismo nombre en la localidad alicantina de Novelda. Es un pasodoble cargado de ritmo, fuerza; expresamente escrito para la fiesta. Finalizó con el reconocido pasodoble Amparito Roca, de Jaime Texidor, momento en el que varias personas decidieron marcarse unos pasos de baile ante el templete del Jardín de la Sinagoga.
Tras la actuación de la banda, llegó el turno del fuego, un espectáculo de baile en que este elemento fue protagonista y arrancó los aplausos y admiración de las decenas de personas que este viernes se acercaron hasta el jardín.
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