Habló Astorga a través de las urnas y ahora ponte a interpretar qué es lo que se ha dicho.
El análisis a mi parecer más acertado nos llega de la mano de Chema Jáñez: no ha ganado nadie, todo han sido derrotas.
Ninguna fórmula ha resultado útil: ni para Ciudadanos o Vox reunir a los despechados ha servido para alcanzar representación, ni para Barriales dejarse llevar por Peyuca, ni para Jáñez seguir siendo el mismo, ni para Perandones presentarse como el ilustre retirado que hace el sacrificio de volver, ni para Nieto fiarlo todo al buen hacer de su antecesor. En política nadie vive de rentas, y menos de las ajenas.
La secuela de la decapitación de un proyecto ha sido dejar al descubierto la ausencia de banquillo para eso de los líderes. Ningún candidato fue capaz de hacer una correcta lectura del sentir ciudadano y generar una ilusión suficiente.
Ahora, a la espera de una revisión de votos para ver si la pelota cae a uno u otro lado de la red, cada uno ha de afrontar sus propios vértigos, especialmente Chema Jáñez, quien, clave para la gobernabilidad de Astorga, debe de estar sopesando si transformarse en el nuevo Peyuca le traerá más ventajas o inconvenientes (que sepas que ahora, decidas lo que decidas, te van criticar a ti, es lo que tiene).
Los líderes provinciales que no quisieron o no supieron sustentar a sus candidatos, (pensando erróneamente que esto sólo va de siglas y no de personas), están ahora ocupados en salvarse a sí mismos.
Entre tanto, Tomás, Alfredo, Tato y Ángel Luis, siguen contemplando Astorga desde lo alto del faro. Esperando.