Adeline Marcos / Sinc
Las nuevas EPIs anticovid-19 con protección nominal tipo FFP2 del CSIC ya están a la venta. Desde la semana pasada la empresa de base tecnológica que las produce, Bioinicia, spin-off del CSIC, las comercializa a través de su página web y de un distribuidor online. También lo hace una tienda de Amazon desde esta semana. Su precio para particulares es de 2,5 euros por mascarilla para compras de paquete completo, en el que vienen 50 unidades.
Las mascarillas anticovid-19 son equivalentes a las FFP2, pero no se pueden aún definir como tal. “La distinción entre una FFP2 y la anticovid-19 es que la primera ha sido analizada con todos los ensayos de la norma Europea EN149 y la nuestra con la misma norma, pero abreviada para permitir la protección de la población frente a la covid-19”, explica el director del proyecto, José María Lagarón.
La certificación abreviada se autorizó porque “durante la pandemia se colapsaron los organismos certificadores y no había material de protección; por tanto, la UE acordó poner en marcha una norma abreviada con los ensayos críticos de esta para acelerar y asegurar a la vez que se certificaban mascarillas eficientes frente al coronavirus”, concreta el científico. La mascarilla anticovid-19 dio valores de FFP2.
Entre sus principales ventajas frente a otros productos similares están su mayor duración de uso (de hasta 48 horas, por ahora), su ligereza y su capacidad reportada en la literatura de disipar el calor.
Están hechas con un innovador material filtrante basado en nanofibras desarrollado por investigadores en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA-CSIC), dirigidos por Lagarón.
Con los distribuidores tenemos un compromiso de responsabilidad social. Les hemos limitado el precio máximo que pueden poner para que no se genere de nuevo la situación de la piratería con la distribución”, explica a SINC Lagarón.
El principal beneficio de las anticovid-19 es que el gramaje es 60 veces más fino que el material convencional. “Esto las hace más finas y ligeras”, asegura el director del proyecto. La firma española tiene intención de ir sacando al mercado productos de manera progresiva y a la vez incrementar la capacidad productiva.
En una semana aproximadamente estarán disponibles, además, las mascarillas antimicrobianas y biodegradables, así como las quirúrgicas-higiénicas antimicrobianas adaptadas a niños y niñas de entre 6 y 10 años.
Dos días de uso
Una de las principales ventajas de las mascarillas que ya están a la venta es su mayor tiempo de usabilidad. Las nanofibras ejercen una filtración mecánica, contrariamente a la tecnología tradicional electrostática que cuenta con un tamaño de poro más grande.
“Hemos visto que durante 48 horas de uso no se alteran las propiedades de filtración”, dice Lagarón, quien considera que podrían usarse más tiempo sin perder sus propiedades. “No hablamos de usarlas durante 48 horas, sino de dos días quitándola para comer y dormir esos dos días. Ese es el ensayo comprobado con tests de uso a nivel interno”, recomienda el científico basado en los ensayos internos.
Hasta ahora, el uso de la mascarilla quirúrgica tradicional, la más conocida y usada, era de cuatro horas, con una eficacia de filtración del 65 %. “Las EPIs, tales como las FFP2 tradiciones no reutilizables (NR), tienen una duración de una jornada laboral, su eficiencia empieza a decaer con la humedad del uso, nada mas ponérsela, y por tanto se recomienda entre 6 y 8 horas de uso, es decir una jornada laboral, dependiendo de la calidad”, explica Lagarón.
En este caso, la eficacia de filtración de las FFP2 tradicionales debe por norma ser superior a un 94 %, como la de la mascarilla anticovid-19, con una eficiencia de filtración frente a la penetración de aerosoles finos superior a un 94 %. “Si la eficiencia fuese superior a un 99 %, sería una FFP3”, señala el investigador.
Otro aspecto inherente a las nanofibras es que se pueden esterilizar esprayando con disolución de etanol al 75 % y dejar secar una hora. “Se puede hacer si se tienen dudas después de haber estado el primer día en un lugar cerrado con mucha gente o en un hospital”, comenta el investigador. Sin embargo, este ensayo no está certificado porque “no hay ninguna norma en estos momentos que lo tenga en cuenta porque son materiales novedosos”, indica.
Así, por ahora no existe certificación en la norma de los EPIs de la desinfección con alcohol ni de su reutilización posterior. La razón, según Lagarón, es que hay muy pocas mascarillas, casi todas quirúrgicas, a escala mundial con tecnología de nanofibras de filtración mecánica. “La norma no las ha considerado todavía”.
Pronto, antimicrobianas y biodegradables
Entre las cualidades de las nanofibras, el científico señala que dentro de ellas se pueden integrar agentes viricidas. “Estos estarán en las de serie de mascarillas que se comercializará a partir de mediados o finales de septiembre. Se están certificando ahora”, recalca Lagarón.
En el caso de las bacterias, estas se desactivan con el filtro después de una hora en el interior de la mascarilla. “Es una forma de garantizar la usabilidad y seguridad durante más tiempo”, señala.
Las mascarillas biodegradables también se comercializarán en las próximas semanas. “De momento se han formulado en un formato quirúrgico porque hay ciertas dificultades en cuanto a la costura que llevan las tipo EPI. Costará un poco más”, explica a SINC.
Las que ya son biodegradables son las quirúrgicas-higiénicas: “Se pueden biodegradar y cumplen la norma de biodegradación en compostaje industrial. Hemos incorporado dentro del diseño de la mascarilla materiales que se puedan compostar de maneras doméstica y en condiciones ambientales (mar y suelo). Se podrán tirar en los contenedores de residuos orgánicos”, señala.
Sin embargo, existe una salvedad: las gomas de las orejas. “Es bastante complicado encontrar un material biodegradable que cumpla con esta funcionalidad. Hay uno hecho a partir de materiales naturales que tiene un recubrimiento que sí biodegrada. En principio el cuerpo entero de la mascarilla y su filtro sí se degradan con la materia orgánica”.
Estas mascarillas ya están listas, a la espera de la certificación. “En este momento el principal cuello de botella es tener las certificaciones, esperamos tenerla en dos semanas. Si cumplen, a partir de ahí ya tendríamos el acuerdo de fabricación con una empresa que hace quirúrgicas y las sacaríamos ipso facto al mercado”.
Por el momento, las mascarillas a la venta son reutilizables y esterilizables con alcohol. “No tienen por tanto aún antimicrobiano ni son biodegradables ni lavables”, apunta el científico. Una de las principales razones es que varios de los ensayos de usabilidad que se realizan para comprobar su eficacia no están recogidas en las normas estándares.
Las normas recogen así la misma información en las mascarillas convencionales que en las antiCOVID-19. “No se pueden poner cosas distintas que no estén en la norma ni en el certificado para su uso porque el organismo certificado revisa toda la documentación antes de comercializarla”, aclara Lagarón, cuyo grupo está intentando incluir dentro de estos estándares de mascarillas de alto nivel de filtración o de EPIs que se puedan analizar todas estas propiedades tan relevantes.
Mascarillas para la vuelta al cole
El equipo de investigación también está trabajando en el desarrollo de mascarillas adaptadas a niños y niñas a partir de seis años, pero no serán EPI. “Las EPI para niños no existen, no están normadas y además, como las áreas de mascarilla son más pequeñas, la capacidad para respirar sería más compleja”, subraya Lagarón.
La empresa y el centro del CSIC utilizarán y fabricarán la mascarilla quirúrgica-higiénica antimicrobiana para darles más seguridad a los más pequeños. “Las quirúrgicas permiten respirar, pero están un poco más abiertas. Como los niños las tocan mucho el hecho de que incluya el agente antimicrobiano puede ser interesante”.
El producto probablemente esté preparado a lo largo de septiembre para niños de entre 6 y 10 años. “La certificación iría muy rápido porque al tener ya certificada la quirúrgica en tamaño más grande. Llegaría así antes al mercado”, dice el director del proyecto.
¿Dónde dejo la mascarilla mientras no la uso?
Al poder ser reutilizable durante dos días, las mascarillas anticovid-19 podrán retirarse mientras no haya necesidad de usarlas, hasta que su eficacia y protección lo permitan, pero una pregunta que surge es: ¿dónde guardarla?
“La manera más eficaz de llevarla cuando no se está utilizando es en el brazo porque se está aireando, pero también se puede guardar. Y esto se puede hacer porque el material del exterior de las mascarillas tiene un tamaño de poro muy elevado. Al respirar se empujan los aerosoles hacia el filtro que está en el interior”, detalla José María Lagarón del IATA-CSIC.
Este filtro tiene una capacidad de filtración de aerosoles del 97 %. “No es totalmente impermeable porque si no, no se podría respirar”, concluye el científico.