La Asociación de Amigos de la Catedral de Astorga entregó este domingo, tras la solemne celebración de las vísperas de la Asunción de la Virgen, el nombramiento de Amigo Mayor de la Catedral 2022. Este año, el reconocimiento recayó en el Archivo Diocesano y las figuras de sus tres directores: Augusto Quintana Priet, José Manuel Sutil y Miguel Ángel González.
El obispo de Astorga, monseñor Jesús Fernández, presidió la celebración de las vísperas en la Catedral acompañado por la imagen de la Virgen y recordó que los salmos cantados, interpretados por la Coral Excelsior ‘Ciudad de Astorga’. A continuación, se celebró el tradicional homenaje a los constructores de la catedral y entregar el galardón de Amigo Mayor. La presidenta de la Asociación, Elianés Fernández, recordó que es un reconocimiento al edificio “donde se guarda y custodia documentación de valor incalculable de la Diócesis asturicense”.
La Asociación personalizó en los nombres de Miguel Ángel González, Augusto Quintana, José Manuel Sutil, Sonia Cobos y Silvia Cobos el reconocimiento. “Son quienes han reunido, ordenado, catalogado y ahora digitalizado todo el material que les llegaba desde los rincones más humildes y escondidos de la diócesis y desde la misma catedral vecina. Allí donde nuestra memoria no puede llegar, llega el erudito que gracias a la labor callada, constante y paciente de los archiveros, puede conocer y explicar nuestro pasado y, en nuestro caso, el pasado de los Constructores de la Catedral: artesanos, capitulares, músicos, sacristanes, fieles que a lo largo de los siglos contribuyeron a construir nuestro templo”, indicaron desde la Asociación.
Miguel Ángel González quiso estar acompañado por la auxiliar archivera Silvia Cobos, en la recogida del reconocimiento y recordó las figuras de Augusto Quintana y José Manuel Sutil, presentes este domingo en el trascoro de la Catedral en las figuras de sus sobrinos y familiares más cercanos. “Un Archivo no suele despertar pasiones, a veces da la impresión de que civil y eclesiásticamente es una institución que existe por inexcusable necesidad administrativa y solo se acuerda de él cuando urge un documento requerido para trámite o pica la curiosidad. En el momento en que nació el Archivo no fue por decreto sino como un aljibe, imagen tan oportuna para el nuestro donde se aquietan las aguas de lo que fue”. “Sumo con reconocimiento en establigada memoria a los cientos de investigadores, quizá miles, a los que se atiende, orienta y anima, desde los primeros que forman lo que se llamó generación del Archivo: Gregoria Cavero, José Antonio Martín Fuertes, Consuelo Cavero, Emilia Costela, Angelines Castro… Con sus investigaciones y publicaciones nos abren tantas puertas al amoroso saber de lo que amamos”.
Por su parte, el obispo Jesús Fernández recordó que en el Archivo Diocesano “se vela la memoria de una madre” y que las más de 900 parroquias de la diócesis son sus hijos, por lo que “se merece nuestro cariño”. Felicitó la labor de Miguel Ángel González y reconoció el “esfuerzo y las horas que le dedican”.
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