Nos hemos dejado llevar por los calores traicioneros de la primavera sin caer en la cuenta de que hasta el 40 de mayo- como dice la sabiduría popular- no hay que guardar chaqueta ni sayo. Igual que el tiempo nos traicionará, la sensación del respetable es la misa de cara al 26J. Esta semana comienza la campaña electoral, la misma que vivimos hace un año y seguimos padeciendo desde entonces, de forma permanente. En todos los medios de comunicación las mismas careas, con los mismos mensajes y los mismos enfrentamientos. Ya no hay factor sorpresa, ni motivación en la espera. Se avecina una campaña hipocalórica, en la que candidatos y votantes conocen de antemano los discursos y las respuestas. La crítica política de la confrontación, y la presentación de programas que den respuesta al ciudadano, han quedado anuladas. Lo sabemos todo, porque nos han torturado con la misma cantinela propagandística semana sí, semana también. Y ahora que toca poner toda la carne en el asador, no quieren gastar en promoción, quieren ahorrar lo que se ha despilfarrado desde entonces. Habrá pocas banderolas en las farolas, habrá poca publicidad en los medios, y la tradicional y trasnochada pegada de carteles, será también más modesta, para que el gasto en carteles cola y escobas, no arruine la economía del país. Todo un detalle de austeridad para hacer ver lo que es imposible demostrar. La austeridad se perdió en la noche de los tiempos, porque en la mayoría de los casos esa cualidad está reñida con los políticos de élite y en España hay muchos. Todos los esfuerzos se pondrán en los debates, que recuperan de un tiempo a esta parte los adeptos, y que resultan a nuestro parecer la fórmula más efectiva para conocer realmente a un candidato. Del “Ruiz Ruin, al Muy Mucho, pasando por la Cal Viva, los besos en la boca, los piropos de indecencia, los recortes en todo menos en corrupción… los representantes de los partidos mayoritarios parece que le han cogido gusto a los cara a cara, ese derecho de los votantes que provocaba sarpullidos a la mayoría, y con los que ahora se muestran desenvueltos. La televisión lo ha conseguido, en algo los ha puesto de acuerdo, en el gusto por el debate y el dominio del debate porque ya han asistido a decenas, desde el encargo fallido de crear gobierno en la primera vuelta electoral. Se han aprendido las coletillas, las respuestas comodín que valen para todo, ataques, defensas… todo tan estudiado, que antes de que empiecen sabremos ya las reacciones tanto los candidatos veteranos más curtidos, como los recién llegados. La misma impotencia y rabia que cuando planeas ir a ver una película y un bocazas te cuenta el final. Aquí también se nos atragantarán las palomitas. Por eso es necesario disipar este olor a rancio. Una tarea que corresponde a los que se presentan en estas elecciones generales, tenemos un país que no merece más golpes. Necesitamos un gobierno que mire para los territorios que lo necesitan, para los que están pasando apuros serios como Ponferrada y todo el Bierzo. Sorpréndanos por favor…y que empiece de una vez por todas, para que también acabe cuanto antes la indefinida campaña electoral de 2016.