Astorga, aula magna al aire libre de la historia, se prepara para revivir uno de los cientos de curiosos hechos que entre los muros de su casco antiguo amurallado se produjeron. ¿Pero qué tienen que ver Rusia y Astorga?. Es la pregunta que mucha gente se hace estos días cuando desde el Ayuntamiento se preparan con esmero una serie de actos que a final de mes acercará la Bimilenaria a ese frío y lejano país.
Antecedentes
Durante la Guerra de la Independencia, en 1808, dentro del marco de las llamadas Guerras Napoleónicas que asolaban Europa -desde Lisboa a Moscú entre los años 1799 y 1815-, varios miles de soldados españoles fueron hechos prisioneros y llevados a Francia. Los que no morían por el penoso camino y el maltrato llegaban a tierras gabachas para trabajar en canteras, campos y cualquier tipo de tarea para el Imperio. Muchos lograban escapar, otros servían como moneda de cambio entre prisioneros y los más terminaban sus días famélicos. “Entre estos prisioneros había 15.000 soldados, oficiales y jefes de la famosa División del Norte que había sido enviada en 1807 a Dinamarca al mando del general español Pedro Caro Sureda, Marqués de la Romana, en virtud del tratado de amistas y alianza entre España y su rey Carlos IV con Francia y Bonaparte. Estos 15.000 soldados españoles habían sido destinados como refuerzo a las fuerzas imperiales y danesas que defendían las costas de Jutlandia ante la marina de guerra británica”, explica el historiador y alcalde de Astorga, Arsenio García en su texto:”Notas históricas sobre el regimiento Imperial Alejandro. Rusia y la ciudad de Astorga en 1814 y 1816″.
La alianza sería traicionada por Napoleón con la invasión de España y la entronización de su hermano mayor José, como nuevo monarca español, en mayo de 1808. Cuando las tropas españolas destinadas en Dinamarca conocieron los sucesos del Dos de Mayo en Madrid y la sublevación de las provincias españolas contra la invasión francesa se rebelaron. Unos 10.000 hombres consiguen embarcarse para regresar a España e incorporarse a la lucha. Otros 5.000 españoles no pueden lograrlo y son apresados.
Soldados de fortuna… a la fuerza
Napoleón rompe también con el zar Alejandro I. Necesita más de 500.000 soldados y ofrece a esos prisioneros españoles en Francia la oportunidad de salir de su penoso cautiverio si se alistan en el Regimiento de Infantería José Napoleón. Hartos de su penuria, 3.000 españoles se alistan. “Pero el engaño proseguía, pues se les dijo que era para combatir en España por José I Bonaparte, cuando en realidad iban a ser carne de cañón en Rusia”, explica García. Ya en plena estepa, las deserciones son constantes y es a las puertas de Moscú, el 7 de septiembre, cuando hay una deserción en masa que preludia el desastre de la Grand Armée.
Es el zar Alejandro I quien ordena que a los españoles no se les trate como prisioneros, pues han abandonado a los franceses y han deseado luchar contra ellos. De hecho, se crea un regimiento de infantería ruso integrado de elementos españoles con la distinción de llevar el nombre del zar. Nace el Regimiento Imperial Alejandro el 2 de mayo de 181,3 con una ceremonia de entrega y jura de banderas ante el embajador español, Cea Bermúdez, el 13 de julio.
La bandera de esta curiosa unidad ruso-española tiene en su centro la Cruz de San Andrés, símbolo del Ejército español. En las esquinas cuenta con cuatro águilas imperiales de Rusia. La tela fue bordada por las emperatrices Isabel Alexseievna y María Feódorovna, esposa y madre del zar. La bandera original forma parte de la actual colección del Museo del Ejército de Toledo.
Integrado en la Guardia Imperial, el primer destino del regimiento es la escolta de la emperatriz madre en la corte de San Petersburgo. Un año después, embarca en Kronstadt rumbo a la Coruña y Santander. En octubre de 1813 se integra al Ejército Español con el apodo de “moscovita”.
“Astorga es una ciudad mediana, en la actualidad arruinadísima por los dos terribles sitios que ha sufrido, el primero gloriosísimo, que defendió el general Santocildes con pasmo del mando, el segundo cuando fue reconquistada por los españoles y del que no se reparará en algunos años.
Sus murallas están voladas y los edificios contiguos a ellas son todo escombro. El centro de la ciudad está bastante bueno, y la Plaza y alojamientos a otra calle son bastantes bonitos. La Catedral es hermoso edificio, y el mejor, aunque no muy grande. El reloj de la Plaza, cuya campana da la hora con golpes alternativos que la descargan dos grandes figuras de un maragato y una maragata, que tienen en la mano cada cual un martillo, llama la atención y es particular. El edificio del Consistorio en que está no es malo.
El carácter de los naturales, como el de todo el Reino, es honrado y bastante sencillo, son fieles en sus tratos y muy amantes de su Rey. Las mujeres no son despreciables, robustas, como igualmente los hombres”, escribió Matías de Lamadrid, teniente del Regimiento de Infantería Cántabro el 2 de junio de 1813.
A su llegada a España, el Regimiento Imperial Alejandro se agregó al Ejército de Galicia. Tres de sus batallones se establecieron, según el historiador astorgano, en León y Castilla la Vieja. “Varias compañías de este Regimiento estuvieron en tránsito y acuarteladas en Astorga. A pesar de haber sido equipado en su creación por el Gobierno ruso, la falta de recursos y asistencia económica del Gobierno español ocasionó que muchos de los soldados en España necesitasen camisas y calzado”.
El hecho
El Archivo municipal de Astorga guarda constancia documental de que los astorganos, a pesar de su ruina por los dos asedios en 1810 y 1812, además del saqueo francés y con tan sólo 500 vecinos como población de los 3.000 que tenía al inicio de la Guerra, “recolectaron dinero para calzar y vestir a aquellos compatriotas que habían recorrido Europa con dignidad y coraje el nombre de su patria, España”, explica García. Una muestra más del porqué en las Cortes de Cádiz el 22 de junio de 1811 se concede a Astorga el título de Benemérita de la Patria.
En el año 2013 se conmemoraron diversos actos del Bicentenario de las campañas del Ejército Ruso entre 1812 y 1814. En Madrid se entregó una réplica de la bandera del Regimiento Imperial Alejandro al embajador de la Federación Rusa en España, Yuri Korchagin. Esa bandera se exibe en el Museo de Moscú Batalla de Borodinó y fue confeccionada en Astorga a mano por María Jesús y Milagros Fuertes Domínguez.
Doscientos años después, a iniciativa del Ayuntamiento de Astorga y en coordinación con la Embajada de Rusia en España, Astorga rememorará este hermanamiento entre el Regimiento Imperial Alejandro de Rusia con la ciudad y su estancia por estas tierras.