El patio de cristal del Hotel Astur Plaza acogió este viernes una cata de aceite de oliva, “el oro líquido de nuestro tiempo”, pasados pocos minutos de las ocho de la tarde. La apertura del acto, organizado para cuarenta asistentes y que completó aforo, estuvo a cargo de María Emilia Villanueva, concejala de Cultura, y Marisa Alonso Núñez, responsable del proyecto CiudadCiencia en Astorga, quienes dieron paso a Raquel Mateos y Beatriz Sarriá, ambas investigadoras del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), procedentes del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición.
Allí reunidos, astorganos y visitantes, se adentraron en una experiencia sensorial y que les ayudó a comprender la rica naturaleza de este producto tan mediterráneo. También pudieron aprender la diferencia de los cuatro tipos de aceite que cualquier ciudadano encuentra en un supermercado: Aceite de oliva virgen extra y aceite de oliva virgen como los oros líquidos sin refinar que tan solo han vivido procesos físicos para su elaboración; y aceite de oliva y orujo de oliva como los dos tipos de aceite que, además de procesos mecánicos, han sido utilizados procesos químicos para lograr el resultado.
Asimismo, las investigadoras explicaron que el aceite está compuesto por un 98-99% de grasas monoinsaturadas y por el ácido oleico, de gran valor nutritivo y con grandes beneficios para el corazón y la salud pero que también se puede encontrar en la misma proporción en los aceites de soja o girasol alto oleico.
Entonces, ¿por que el aceite de oliva es especial?, ¿qué lo convierte en un producto único que se ha ganado la fama de oro líquido? Pues por el 2% restante de la fórmula del aceite de oliva, unos compuestos minoritarios, los fenoles, productos antioxidantes, anti cancerígenos y cariado y neuro protectores que no se encuentran presentes en otros aceites vegetales. Además, Mateos explicó que este 2% de “magia” es el responsables del olor, sabor y matices del aceite. El otro 98% por ciento ni huele ni sabe prácticamente. Solo los aceites de oliva virgen y virgen extra poseen este compuesto mágico que hace del aceite algo tan especial. Los aceites más comerciales de oliva han sido enriquececidos con algo de aceite virgen para aportar el olor y sabor pero no poseen fenoles, de ahí que al gusto siempre lo consideremos de menor calidad, explicaron durante la presentación.
Después de esta explicación técnica, pero presentada de forma dinámica y sencilla por Beatriz Mateos -“queremos que os quedéis con nociones sencillas y mensajes claros”, afirmó- llegó la parte más esperada de esta actividad: la cata, ofrecida gracias al Ayuntamiento, CiudadCiencia Astorga y el hotel anfitrión.
Los participantes tenían tres vasos delante de sí con tres letras A, B y C. Respetando las normas profesionales de este tipo de eventos, profundizaron en el conocimiento y matices de estos tres aceites sin etiquetar a través de aspiraciones olfativas largas y luego más cortas y repetidas, probaron el aceite en boca para diferenciar como se apreciaba y diferenciaba el amargor y el picor. El público muy dinámico y pro activo con la experiencia comentaba si esos olores y sabores les recordaba a hierva fresca o manzana, incluso algunos se atrevían con la variedad de fruto: “¡esto es manzana reineta!”, se escuchó. Y las científicas quedaron sorprendidas con los olfatos de la bimilenaria pues los participantes lograron diferenciar matices y escalas de calidad de los aceites. Incluso hubo quien se aventuró a decir y averiguar la variedad de la oliva.
En concreto, el Hotel Astur Plaza acogió la cata de un aceite de oliva arequina virgen extra de tierras toledanas, un picudo de Andalucía y un Carbonell virgen, fácil de encontrar en un supermercado. CiudadCiencia volvió a acercar de esta manera a los ciudadanos un poquito más a la ciencia, a las investigaciones españolas con actividades de lujo que en esta ocasión convirtió en pequeños expertos a los 40 participantes.