El corazón, ese miembro del cuerpo humano donde los antiguos centralizaban el sentimiento erróneamente, pues es el cerebro quien procesa todos los sentidos finalmente. Sin embargo, en la tradición de todas las culturas se sigue atribuyendo al corazón como centro de nuestras simpatías, desafectos y amores.
En cualquier escuela de Comunicación Política se aconsejar dirigirse al público potencial a su corazón, esto es, ganar el voto por sentimientos, mucho más efectivo que los números o las promesas que se las lleva el viento de los tiempos. En esa línea se ha puesto de moda el uso del corazón.
Aquí se muestran algunos ejemplos de cómo introducir como logotipo la apelación al corazón, al sentimiento del público.
En este caso vemos la similitud de las creatividades en Venezuela que en España.
El puño y la rosa del PSOE se vuelve corazón rojo, la gaviota y el azul del PP en un híbrido entre gaviota y corazón de colores con la bandera de España, en Podemos cuenta con varias iconografías, pero fue Ciudadanos el primero desde hace una legislatura que utilizó el corazón con las banderas catalana,española y europea.
Con ello la creatividad de spot, cartelería y cualquier tipo de elemento de marketing se repite hasta identificar al partido, a la persona, con los logos correspondientes. Al fin y al cabo, se utilizan criterios de marketing o “mercadeo” igual que si se vendiera un yogurt o una bebida por poner algún caso.
Unos apenan al sentimiento y otros a la salud; unos para lograr el voto y otros efectuar la compra. Lo triste del asunto es que las ideas quedan en un segundo plano.