Alto Douro, del edén paisajístico al turismo enológico

Medioambiente, cultura, grabados rupestres y excelente gastronomía, regado con buenos vinos y paisanos acogedores ponen al norte de Portugal en el mapa turístico y reclaman la atención de los hermanos españoles

Juan López/ Ical Sólo si existe voluntad, los hermanos castellanos y leoneses conocerán la fantasía, la espectacularidad, la carga emocional y el aroma que llega del otro lado de la frontera. Tan cerca y tan lejos. Son sólo unos pocos kilómetros para los que están acostumbrados a cruzar España en búsqueda de las playas paradisíacas del sur.

Es el Alto Douro, o lo que es lo mismo, una senda que nace en una zona transfronteriza entre Zamora, Salamanca y Portugal y que serpentea hacia el Atlántico dejando ante sí un paisaje de media montaña que invita a olvidarse del estrés diario. Sólo con la tranquilidad deseosa de quien aspira a dejarse envolver por el medioambiente, la cultura, ruinas, la enseñanza, la excelente gastronomía y los grabados rupestres al aire libre de Foz Coa o las ‘gravuras’, como ellos dicen, hermanadas con las salmantinas de Siega Verde.

Todo ello regado con buenos vinos y paisanos acogedores, lo que pone al norte de Portugal en el mapa turístico. Razones de sobra por las que los lusos reclaman la atención desde el otro lado de la Raya, porque los lazos de unión son mayores de lo que se cree. Un trabajo para promover este territorio como destino de excelencia que desarrolla la Red EmpreenDouro, en el que se integran administraciones, empresas y la Universidad de Trás-os-Montes e Alto Douro (UTAD). Una entidad, la académica, que hace carrera también con uno de los jardines botánicos más importantes de Europa, ubicado en Vila Real y dirigido por el profesor vallisoletano Antonio Crespí.

Sólo quien haya profundizado por sus carreteras, paseado entre sus viñas o navegado por el Douro, podrá sentir el edén paisajístico que rodea al enigmático río en Portugal, un cauce que nace ya bañado por territorios vinculados al vino y al turismo enológico en Castilla y León. Una cuestión de importante tradición en el país vecino que repunta ahora con nuevas inversiones y gracias al carácter emprendedor de sus habitantes. Todo ello ello en torno a la actividad turística, enológica, gastronómica y de patrimonio natural en tres zonas diferentes: Douro Superior, Alto Corgo y Bajo Corgo, las tres divisiones del Alto Douro.

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Viñas de la Quinta Ervamoira en Vila Nova de Foz Coa (Miriam Chacón/Ical)

Brilla el enoturismo

Es en ese escenario en el que brilla con luz propia el viñedo, que ocupa unas 48.000 hectáreas de las 250.000 que totaliza la región del Douro. Ahí se mezclan bodegas de gran tradición y otras que se han colado con razones de alto voltaje y fuerte compromiso emprendedor, con nuevas ideas e iniciativas y que producen los afamados vinos de Porto con uvas de Alto Douro -Patrimonio Mundial-, en sus tipologías Tawny, Ruby y Branco. Todas elaboradas con más de un centenar de variedades o ‘castas’ para sacar al mercado unos destacados caldos que mueven al año cerca de 450 millones de euros y que cuentan con sobresaliente sabor que propicia una humedad continua, pero moderada: la que otorga un suelo dominado por la pizarra.

El vino está respaldado por el Museo de Douro en Peso da Régua, en el que se pueda dar también un paseo por el pasado, por el duro trabajo en un río que en su momento era la única vía de comunicación mediante ‘rabelos’ (barcos típicos). Un espacio en el que también se puede divisar a través del tiempo los efectos de la filoxera, que acabó con las viñas de Europa hace más de cien años y del que esta zona, como otras muchas, ha sabido levantarse.

Del caso de las bodegas más tradicionales son ejemplo Quinta Nova de Nossa Senhora do Carmo, en Covas do Douro, con más de 250 años y propiedad de la conocida familia Amorim -dedicada a la producción mundial del corcho-, ubicada en la falda de viñedos de terraza que ofrece la típica imagen del Alto Douro y que ha promocionado proyectos enoturísticos por la calidad del alojamiento y de sus vinos.

Otro caso similar es el de las bodegas de Ramos Pinto, con tres quintas en todo el recorrido del Duero. La de Ervamoira sorprende por su difícil y angosto acceso, por caminos con fuertes pendientes y viñedos en vertical. Todo ello emite tranquilidad, una serenidad que da fe de un lugar paradisíaco, con unos vinos liderados por la enóloga española Teresa Ameztoy, quien recuerda que el creador de la marca desarrolló el mercado brasileño “e hizo gran fortuna”.

Esta quinta, modelo en toda la región duriense, corrió peligro de desaparecer sumergida con el embalse del Coa, pero el hallazgo de las pinturas rupestres y la clasificación de éstas como Patrimonio Mundial de la Unesco, la libraron de este destino al no concluir nunca la construcción de la infraestructura.

Y como no, el de la casa ‘Poças Júnior’, fundada hace 97 años y que es una de las pocas empresas de Vinho do Porto que nació portuguesa y permaneció en la posesión de la misma familia. “Otras fueron adquiridas por capital extranjero, principalmente británico”, comenta su propietario, José Manuel Pintao.

Emprender en el Douro

Diferente es el objetivo inicial de otras bodegas que acaban de empezar pero que también apuestan por el enoturismo. Ejemplo de ello es Quinta de Foz Torto, en Pinhao, una bodega boutique con fantásticas vistas y cuya enóloga es la conocida Sandra Tavares (Wine & Soul). Es propiedad de Abílio Tavares, un informático que lo dejó todo en Lisboa para abrir este negocio en el Alto Douro.

También emprendió, pero bajo una marca conocida, Quinta da Boavista, asociada a un nombre emblemático en la historia de la región, el barón de Forrester, y que cuenta con capital foráneo. Recientemente contrató los servicios del famoso enólogo Jean Claude Berrouet. Otro francés, Roger Zannier, se dejó seducir por el Douro y adquirió Quinta do Pessegueiro, que aúna las técnicas antiguas con métodos modernos de la viticultura y enología.

En conjunto, en la zona existen cinco grandes empresas del sector y luego están el resto, aunque todas ellas hacen el vino en Gaia, en la ciudad de Oporto, si bien la uva procede del Alto Douro.

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Carteles indicadores de rutas senderistas en las proximidades de Quinta Nova de Nossa Senhora do Carmo en Pinhao (Miriam Chacón/Ical)

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