Algunos hombres buenos

Me viene a la cabeza el título de aquella película y aunque seguramente el adverbio habría que ampliarlo, el encabezamiento no puede estar más acertado. Hombres y mujeres que dejaron sus raíces, su país y a sus familias para ayudar a personas de otros territorios menos afortunados. Entre algunos de esos hombres buenos, está Manuel García Viejo. El religioso hijo de Folgoso de la Ribera, que sin quererlo, por que no le gustaban los reconocimientos, se convirtió en profeta en su tierra. El pueblo del Bierzo que le vio nacer y donde volvía cada verano, reconoció con la plantación de un olivo, símbolo de la paz y el descubrimiento de un pequeño monolito la gran labor de su paisano. Fue un acto tan sencillo como inmenso.  La leyenda de la placa rezaba: “Dio su vida por los demás y dignidad a su pueblo”. El alcalde y un familiar del homenajeado, fueron los encargados de plantar el árbol que enraizará dejando la esencia de Manuel en el terruño de  Folgoso de la Ribera.

Tan humilde era que llegó a declarar alguna vez que todavía no tenía el cielo ganado… y llevaba 30 años en Africa, dedicándose a salvar vidas como director médico de un hospital donde le adoraban y le querían. En una entrevista a nivel nacional llegó a asegurar que era mucho más importante mirar a los ojos de un enfermo que manejar el bisturí. Así habla la humildad. Esa virtud que sobresalía en Manuel. Y como prueba de esa bondad seguro que suscribiría también aquello de que “quien hace lo que debe no merece reconocimiento”. Dio su vida por los demás, y junto a él todos los hombres buenos, que no son algunos sino muchos y que permanecen vivos haciendo labores extraordinarias en países  pobres y que fallecen en el anonimato. Muchos hombres y mujeres buenos, que se lleva el ébola, la malaria, la hambruna, la pena, la injusticia social y la desesperación. Generosidad y entrega, esos son los instrumentos de ayuda. Es importante que un pueblo reconozca los méritos de sus paisanos como lo ha hecho Folgoso con Manuel. Su huella y su trayectoria tienen reflejo con otros nombres y otras caras entre religiosos y laicos repartidos por varios países de todo el mundo, que se ponen al lado de quienes más lo necesitan. Esa es la verdadera naturaleza humana, la que hoy queremos reconocer  y aplaudir desde este artículo …“algunos hombres buenos”.

 

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