Algo no se está haciendo bien

Esta mañana he asistido al acto de inauguración oficial de la ampliación de los Juzgados de Ponferrada. Nada nuevo para la tarea de un periodista qué les pueda interesar a ustedes, salvo si son de la judicatura en algunas de sus ramas profesionales. Pero tras el acto, las conversaciones, los saludos, el protocolo, las emisiones en directo, las prisas y el final de la jornada matinal me viene a la mente Astorga. Sí, Astorga. En el plano más puro y personal.

Ya sé que muchos criticarán este tono confidente. Siempre la misma historia, la enfermiza crítica tanto para bien como para mal. A estas alturas de la vida y de la profesión, ya no hacen mella, en todo caso refuerzan. A este periodista de provincias le duele que en su patria chica se plantee el cierre de los Juzgados, aquellos modernos Juzgados de nuestra infancia que sustituyeron a la vieja Cárcel al lado de nuestro Colegio Blanco de Cela. Donde jugar al frontón contra la pared de la sala de juicios hacía que saliese el conserje para echarnos la bronca y quitarnos la pelota porque “el señor juez no puede hacer su trabajo porque la pelota rebota haciendo ruido en la sala”. Hala, pelota confiscada para siempre. ¡Qué agradable transgredir las normas absurdas. Un cartel de Prohibido jugar a la pelota al lado de un colegio y un instituto!

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Y hoy hemos visitado un moderno y amplio edificio, plagado de funcionarios, de togados, de expedientes, de modernas formas arquitectónicas y de personas, seres humanos de todos los pelajes. Y pienso en Astorga, en mi Astorga. En un edificio que se ha quedado viejo, en una ciudad que se despuebla, en una dinámica donde a penas tienen sitio esas delegaciones de la Justicia.

Tenemos que remar en la misma dirección, en la misma barca, aunque nos fastidie compartirla. Algo está pasando en Astorga  para perder su punch en multitud de segmentos económicos, comerciales, sociales y culturales. Tenemos materia prima en abundancia en varios campos, desde lo patrimonial y cultural hasta lo agroalimentario. Fuimos nudo de caminos, sede de muchas administraciones y cabeza eclesiástica. Pero algo estamos haciendo mal, rematadamente mal porque estamos perdiendo el tren. No llegan, salvo una, las autovías gratuitas, AVEs que no pasan, empresas que no invierten, jóvenes que se van, niños que escasean y población que envejece en silencio.

Pienso en otro poder, el económico, el empresarial. Divididos en Cámara de Comercio, en ASEMAC, en FELE, en CEL, en … En definitiva, dividido. Y para colmo con la guillotina amenazante que desea que nuestra Cámara desaparezca definitivamente.

Me van a permitir que no entre en detalles, pero nosotros, el mal llamado cuarto poder, la prensa. También aquí se podrían señalar muchos detalles. En todo caso se hace bueno el refrán del perro del hortelano, “que ni deja hacer, ni hace”,  por no hablar de los falsos compañeros, los buscavidas sin escrúpulos, mediocres acomodados y demás fauna en las que uno, me imagino, también se encuentra con el papel que se nos quiera asignar, seguramente despectivo, no vaya a ser.

De repente me da por mirar el archivo fotográfico de nuestro benjamín, este Diario de Astorga-Astorga Digital. Plenos broncos, acusaciones, concejales que se van, otros que acusan, votaciones impredecibles…Algo se está haciendo mal, rematadamente mal.

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