La ciudadana alemana que sufrió una agresión cuando hacía el Camino de Santiago en septiembre de 2014 en las proximidades de la casa del acusado de matar a la peregrina norteamericana Denise Pikka declaró este viernes que ella pensaba que podía tratarse del mismo hombre, aunque hay que recordar que el caso se sobreseyó porque no pudo identificar al atacante.
La mujer dijo que se trataba de alguien de la misma estatura que el acusado, que llevaba la cara tapada con un pasamontañas hecho de forma “no profesional” -en alusión a los agujeros de los ojos, que estaban recortados a mano-, y unos prismáticos y que ella había sido observada por él de lejos antes del ataque.
Esta peregrina llegó a las proximidades de la vivienda del acusado guiada por una falsa indicación del Camino que fue retirada de inmediato, ya que cuando volvió al lugar con la Policía ese mismo día la flecha ya no estaba. Sí recuperó las gafas graduadas que perdió mientras repelía el ataque y que fueron localizadas cerca del acceso a la finca del presunto asesino de Denise, Miguel Ángel Muñoz.
Aunque reconoció que no sabía si había alguien en el interior de la vivienda cuando se produjo esa agresión, señaló que le extrañó que si no era él el atacante no hubiera salido de la casa al escuchar las voces que ella dio. El agresor, a quien ella ofreció 50 euros por si lo que buscaba era dinero, recibió algunos golpes de ella que, por su parte, tuvo que ser atendida tras el ataque en un centro sanitario. El hombre le dijo que no avisara a la Policía, cosa que ella desoyó, ya que presentó la correspondiente denuncia aunque no pudo identificarle al no haber visto su rostro.
Con el testimonio de esta ciudadana concluyó la fase probatoria del juicio con jurado popular que se celebra en la Audiencia Provincial de León. El lunes tendrá lugar la presentación de las conclusiones definitivas de las partes, la presentación de los informes finales y la última palabra del acusado, si hace uso de ella.