El aplauso más entusiasta en la –abarrotada– sala Ernest Lluch del Congreso de los Diputados fue para Alberto Delgado. Fernando Jáuregui presentaba Los periodistas estábamos allí, una crónica coral de la Transición, ahora que se cumplen 40 años de la Constitución. Un grueso volumen en el que los plumillas y foteros de la época recuerdan aquellos años inciertos –más que éstos– y, además de batallitas del oficio y de la política, hacen profesión de fe en la Constitución de 1978. Hablan Pedro J. Ramírez, José Antonio Zarzalejos, Mariano Guindal… También la presidenta de las Cortes, Ana Pastor, deseando unos políticos y periodistas de los que se puedan sentir orgullosos los ciudadanos, difícil asunto en estos tiempos de populismo y fake news. Curiosamente solo hace citas de autores de la izquierda. Y una afirmación muy apropiada para la ocasión: los recuerdos no están hechos de fechas, sino de momentos. Los periodistas y fotógrafos (reporteros gráficos) que llenan la sala y las páginas del libro reúnen en su memoria unos cuantos momentos decisivos de la historia del último medio siglo. Muchos, de aquellos años de la Transición, aunque ahora llevamos una década de sobresaltos y días históricos.
Delgado, el más veterano cronista parlamentario, recuerda que llegó a la cámara 13 años antes de la Constitución, porque fue uno de los cinco primeros periodistas que dejaron entrar en las Cortes franquistas. Fue en las sesiones informativas de la comisión de Educación, poco antes de la ley Fraga, la de la libertad de prensa a medias. Y le viene a la memoria que en aquellos tiempos el letrado mayor iba con espadín. Lo que harían hoy en las redes los de Podemos con esa imagen. Y el primer partido de fútbol entre periodistas políticos, con Delgado de portero, encajando tres goles de Felipe González. Sus sentidas palabras suenan a despedida pública y su canto a la profesión y a la democracia, dicho por el decano de los cronistas parlamentarios, que comenzó con el franquismo y siguió en Televisión Española durante la democracia, encarna perfectamente el espíritu de la Transición, ahora puesto en revisión por algunos.
Delgado se graduó cuando yo nací. Contaba las noticias del Parlamento cuando comencé a conocer a algunos de los protagonistas de aquellos años confusos, pero llenos de oportunidades y descubrimientos, sobre todo para unos veinteañeros que no querían perderse nada.
Los periodistas de aquella generación han dominado las redacciones durante todos estos años y, quizá, además de contribuir a la restauración de la democracia, extendieron ese cierto compadreo o camaradería ente políticos y periodistas, tan de la época, que actualmente está suponiendo tanto coste en credibilidad para todos. Y en consecuencia también para el sistema parlamentario y de opinión pública surgido de la Transición.
Ángel M. Alonso Jarrín
@AngelM_ALONSO