Aires de grandeza

La alocada y mentirosa huida hacia adelante del ya ex diputado nacional y ex secretario provincial del PP de León, José Miguel González, ha durado muy poco. Tras la obligada misa dominical, del natural ejercicio del propósito de la enmienda y seguramente tras escuchar los sabios consejos de su padre en el escaño de la cocina de la casa familiar de Valdepiélago, González hizo, al final, lo que tenía que hacer: admitir que había mentido, falsificado, engañado y faltado a la confianza de sus mayores y de sus jefes y, lógicamente, dimitir. La verdad es que no tenía otra salida. Dada la complejidad de la situación política nacional, el PP no podía permitirse el lujo de gestionar un escándalo en una provincia tan polémica y con una crisis interna latente como León. González no tenía ninguna necesidad de aparentar lo que no es y falsificar un título de Derecho que nadie le había exigido. ¿Complejo de inferioridad? ¿Infantilismo? ¿Aires de grandeza? Vaya usted a saber qué pasa por la cabeza de un joven político emergente, surgido de la zona rural y de éxito en un sector como la música, para inventarse un currículo  de un nivel que nadie le había solicitado.

Ah, y buen trabajo el de los compañeros de leonoticias.com, desvelando y documentando esta irregularidad. Periodismo valiente.

El gran perjudicado de este escándalo es el Partido Popular. El icono de la regeneración interna ha dimitido por mentiroso y en su lugar asciende al Congreso de los Diputados Carmen González Guinda, quien había sido aupada “por error” a las listas electorales. ¿Y qué decir del Senado? donde el joven y bien armado de argumentos Javier Santiago, alcalde de Almanza, le gana contra todo pronóstico la batalla interna  a todo un Silván, ahora sostenido por la dirección de su partido y fortalecido de toda sospecha tras el archivo de la trama leonesa de la Enredadera.

Claro que en el PSOE provincial, las aguas tampoco bajan tranquilas. La declaración leonesista del alcalde de León, José Antonio Diez, ha pillado a todo el partido –a nivel nacional, autonómico y provincial- en fuera de juego. ¿De qué fuego huye el alcalde para necesitar esta cortina de humo? Misterio. Por ahora. Al final Diez se pone al mismo nivel que su colega de Valladolid. Diez reclama la independencia del Reino de León del ente autonómico de Castilla y León y su colega pucelano pide más poder centralista para la capital in pectore de la Comunidad. Los dos hacen lo mismo: tensar la cuerda política. ¿Con qué objetivo?

Este viernes se debaten los presupuestos municipales, cuyo objetivo se queda muy lejos del cambio de ciudad prometido en campaña electoral por Diez ¿Necesita el alcalde montar todo este lío para ocultar unos presupuestos mediocres y continuistas?

Hace unos años, al presidente de la Diputación, el socialista Agustín Turiel, le gustaba firmar algunas convocatorias y documentos oficiales protocolarios como “presidente del gobierno de León”, pero nunca fue más allá. Ahora Diez ha reverdecido esos laureles precisamente en el momento más inoportuno posible, cuando el PSC plantea como documento programático para su próximo congreso de diciembre que Cataluña es una nación y España, un país federal. ¿Ahí es donde el alcalde socialista de León quiere encontrar  un encaje político para el viejo  Reino de León? ¿Y en el PSOE nacional qué dicen? Ay, los eternos aires de grandeza.

 

 

 

 

 

 

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