Val de San Lorenzo tiene un nuevo hijo. Uno de los que se reclaman para sí mismos, para toda la localidad. Un Honorífico Hijo Adoptivo que engrosará la lista de nombres ilustres que han blasonado la historia y la cultura de Val. Adolfo Alonso Ares, poeta, pintor y escritor, recibió el galardón en un Museo de La Comunal más repleto que nunca.
Raíces profundas
Se dice que uno es de donde pace, no de donde se nace. Y Alonso Ares, aunque nacido en Astorga es descendiente por parte de su abuela materna de Val de San Lorenzo. Allí vivió y participó junto con sus padres en las labores textiles en el taller de fabricación de mantas que regentaba su familia. Bien hondas se calan las raíces de su árbol genealógico en la localidad maragata.
“Su vínculo especial con Val de San Lorenzo -en palabras de la concejala de Cultura de la localidad- y la demostración de cualidades y méritos personales y servicios prestados en beneficio y honor de Val de San Lorenzo le hacen valedor de este honor”. “Vivió cerca de la emoción de este lugar -continuaba el escrito del alcalde- y ha contribuido a recuperar la tradición de contar cosas heredadas directamente desde nuestro pueblo y recordando aquellas antiguas veladas que servían para narrar durante las noches”.
La cercanía genealógica, personal y profesional de este contador de historias con la localidad lo convierten en Hijo Adoptivo de Val de San Lorenzo.
Ares, mantenedor de la cultura viva de Val
Alonso Ares, comenzó su discurso saludando a todos los asistentes, autoridades y vecinos que se acercaron a La Comunal. “Me siento profundamente honrado por este nombramiento por parte de un pueblo que cobija la más honda tradición de agricultores, ganaderos, de comerciantes, de arrieros y artesanos que urdieron su misterio en la legendaria y enigmática tierra de los maragatos”.
Un privilegio, aseguraba, formar parte de Val de San Lorenzo y de su comarca al amparo del río Turienzo. “Mi tradición personal arranca en el ímpetu que aquí labraron mis antepasados, los más recientes y los más queridos porque eran hijos de Val de San Lorenzo trabajadores en ese taller de mantas”. “Mi raíz, es cercana y es sentida, porque muchos de vosotros conocisteis a mi abuela María, que forjó su juventud de vida al amparo de una casa aquí, conde depositaron su experiencia y su vida en la tradición de este pueblo. Siempre alardeo de Val de San Lorenzo por haber mantenido la esencia más pura de esa tradición.”
El huevo Hijo Adoptivo reconoció que fue de su abuela de quién recogió en un principio todas esas historias y leyendas de maragatería al abrigo de las veladas en las que los relatos corrían de boca en boca. Y siempre en Val de San Lorenzo ha intentado volver a contar lo que una vez escuchó. También dejó claro la necesidad de mantener vivas todas esas historias que nunca se escribieron y que nunca se han de escribir, porque son los caminos que llevan a Val de San Lorenzo, es la tradición de contarlas las que las mantiene con vida.
“La infancia es la patria de los hombres, y aquí – finalizó- la mía se posa aquí junto a todos vosotros. Llevaré con honor y con mucho agradecimiento esta enseña que tatúa mi alma como una señal de nacimiento.”